Cuando la pandemia nos alcanzó
Por Mario A. Medina
Era el 31 de diciembre de 2019 la Comisión de Salud Municipal de Wuhan, China, informó a la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre un grupo de casos de neumonía que se habían presentado en aquella provincia. Era un nuevo coronavirus (SARSCoV-2). En el resto del mundo no nos imaginábamos lo que vendría.
La OMS publicó medidas para la prevención y el control de infecciones a fin de proteger a los trabajadores de la salud y evitar contagiarse por las gotículas respiratorias; nos pidieron lavarse constantemente las manos y mantener la llamada “sana distancia”. Una cosa era clara, había un desconocimiento absoluto del comportamiento de esta enfermedad, de cómo atacarla, con qué medicamentos.¿Vacunas? Imposible, se afirmaba.
Durante el mes de enero de este año, los expertos de la OMS y de China empezaron a hacer investigaciones para conocer más sobre el virus. El 12 de enero China hizo pública la secuencia genética del virus causante de la COVID-19, un paso importantísimo que permitía conocer más sobre el “maldito vicho”.
En México, en una conferencia mañanera del 28 de febrero se dio a conocer el primer caso de una persona infectada por el SARSCOV-2 quien se infectó en un viaje a Bérgamo, Italia; luego el virus llegaría por todas partes. En México como en todo el mundo el virus nos agarró en curva. Nadie podía saber a ciencia cierta a qué nos estábamos enfrentando.
La ignorancia, el fanatismo, la incredulidad, la desinformación fueron ingredientes que contribuyeron a que la pandemia fuera aún más difícil para ganarle. Por fortuna la solidaridad humana como siempre salió a dar lo mejor quetenemos: ayudar a salvar al prójimo, me refiero particularmente a médicos, enfermeras, camilleros, laboratoristas, afanadoras, trabajadoras sociales, socorristas.
Pero lamentablemente parte de la condición humana, además de la condición política, muchas veces esconde o niega esa parte de la que nos podemos sentir orgullosos. En el mundo cuando la pandemia arremetía contra nosotros, ciertos personajes, grupos políticos, intereses creados, se dedicaron a esparcir lo que se bautizó como “infodemia.
Además de la pandemia fuimos víctimas de las noticias falsas (Fake News), desinformación que corrió como pólvora en una sociedad lamentablemente presa fácil de esas mentiras o tal vez porque sicológicamente era mejor creer que lo que estaba pasando no estaba pasando o porque era más fácil echarle la culpa a la autoridad y no reconocer que como sociedad éramos parte del grave problema a no querercuidarnos como se nos aconsejaba.
En México no perdieron la oportunidad –desde luego- un sector opositor al gobierno de la 4T que se aprovechó para responsabilizarlo de los contagios sociales y de las muertes como si se conociera el comportamiento de la grave enfermedad, y no se hiciera nada. Sí, son muchas las culpas que se le pueden y deben atribuir al gobierno, al propio subsecretario de Salud, Hugo López Gatell, como cuando afirmó que el cubre bocas no era necesario portarlo. Insistió a pesar de que la misma OMS llamó a utilizarlo o cuando hizo vaticinios que le fallaron. No entendió que políticamente no es oportuno advertir fechas fatales.
Desde luego la oposición aprovechó errores como el hecho de que el Jefe del Ejecutivo se siga negando a ponerse el cubre bocas, pues quiérase o no, es un ejemplo como Presidente y como líder social que es.
Me llama la atención que esos férreos críticos del gobiernono han sido tan duros contra sociedad que hoy todavía le vale que la curva de contagios y muertes siga subiendo. Políticamente a esos críticos les es más redituable responsabilizar únicamente al gobierno. Se callaron cuando especialistas, inclusive la misma OMS, reconocieron que México fue ejemplo de la reconversión hospitalaria a nosocomios Covid.
A López Gatell hay mucho que reclamarle, pero también es cierto que ha enfrentado campañas de intereses durísimas, por ejemplo de la industria alimentaria y refresquera, no se diga de la Fundación Mexicana para la Salud (Funsalud) que detrás de ésta se encuentran políticos de gobiernos anteriores, representados por personajes como Julio Frenk, Mercedes Juan, José Narro Robles y Salomón Chertorivski, que de la desgracia buscaron hacer un gran negocio, no se diga de comunicadores que de la misma se han desquitado por el “maltrato” del que hoy se dicen víctimas.
Giancarlo Summa, director del Centro de Información de las Nacionales Unidas para México (CINU), recientemente señaló que en el contexto de una pandemia, de esta enfermedad emergente que ha afectado a toda la humanidad, el propósito de todos, como sociedad, es que “tengamos gestos, actitudes y actividades encaminadas a unir esfuerzos por el bien común”, y al mismo tiempo ha dicho que “manejar una pandemia requiere de unidad, de propósito, de unidad de acción”. Sí, informar profesionalmente poniendo el dedo en la llaga donde es necesario, pero no con el propósito de golpear políticamente como inquisidores.
Este año quedará marcado en la historia de la humanidad en libros; se recordará en los reportajes periodísticos y formará parte de los estudios científicos para alcanzar una vida mejor y, claro, en nuestras vidas personales. El 2020 se recordará como el año cuando la pandemia nos alcanzó. El 2021, no viene fácil, pero está en nosotros enfrentarlo con otra actitud, con responsabilidad, sin mezquindades.
Que no le cuenten…
Entendamos, no nos pasemos el rojo. Bajemos la curva de contagios, por el bien de todos.