Complicado, el futuro de las y los jóvenes egresados de sistemas de protección
El panorama es más complicado para los y las jóvenes que han egresado de sistemas de protección. Por diversas razones, ellos sufrieron vulneraciones a sus derechos y por ello, su cuidado desde su niñez o adolescencia, quedó a cargo del Estado en centros de protección como orfanatos, albergues, hogares y familias de acogida, hasta que su situación familiar se resolviera o alcanzaran la mayoría de edad.
Su camino a la independencia es tempestuoso, porque la mayoría al cumplir 18 años, debe egresar de los centros de protección donde crecieron, sin educación formal, empleo, vivienda y lo más importante, sin una red de contención, pues no cuentan con un núcleo familiar que les brinde soporte económico y moral.
Miles de niños que crecieron sin el cuidado de una familia ahora son jóvenes que buscan una segunda oportunidad para tener una mejor vida, pero se enfrentan a un sistema desigual con rezagos estructurales en materia de educación, salud, salud sexual y empleo, aunado a las pocas oportunidades para adquirir y comenzar su vida profesional, sobre todo ahora que la pandemia ha dejado desempleo e incertidumbre desde el mes de marzo.
- “Antes de iniciar el confinamiento por la pandemia, existía la posibilidad de tener un empleo en el hotel, pero a finales de marzo me dijeron que no sería posible, porque hubo recorte de personal y me colocaron en el banco de talento, mencionándome que, si hubiese una oferta laboral, me considerarían”- expresó Jesús, un joven de 20 años que creció bajo el modelo de Acogimiento Familiar en Aldeas Infantiles SOS México.
¿De quién son responsabilidad los jóvenes que crecieron en instituciones o albergues? Como sociedad, no podemos cerrar los ojos ante una problemática tan importante, si bien el Estado y Organizaciones de la Sociedad Civil trabajan en conjunto para mejorar la calidad de los centros de protección, las Empresas Socialmente Responsables son actores externos que pueden marcar una diferencia en sus vidas.
“Pedimos al Gobierno respuestas urgentes y concretas, dirigidas a apoyar a los jóvenes egresados de sistemas de protección, así como la creación de programas educativos y de capacitación laboral. Sin embargo, los que integramos a la Sociedad Civil y al Sector Privado, también tenemos la responsabilidad de transformar la realidad de los jóvenes. Está en nuestras manos cambiar su presente y futuro”,mencionó Gina Rodríguez, Asesora de Alianzas Corporativas de la Oficina Internacional Región América Latina y el Caribe.
Aldeas Infantiles SOS México hace un llamado a todas las Empresas Socialmente Responsables, que tienen la capacidad para ofrecer apoyo en la capacitación y en la oferta de empleos formales a jóvenes egresados de sistemas de protección, a preparar proyectos que marquen una diferencia para los y las jóvenes de nuestro país, incentivando el contacto a través de su cuenta de Linkedinhttps://www.linkedin.com/company/aldeas-infantiles-sos-mexico o por medio del correo electrónico [email protected]
Cabe resaltar, que el aislamiento social ha aumentado el uso de medios electrónicos; según cifras de un estudio realizado en mayo de 2020 por Nielsen Ipobe, los mexicanos usan 42% más su tiempo en las redes sociales. También ha aumentado el uso de plataformas de streaming y el número de horas que las personas pasan frente al televisor, de modo que existe un nicho importante para promover contenido a las personas que se encuentran aún en aislamiento; y que en la mayoría son niñas, niños, adolescentes y jóvenes.
Bajo ese contexto, las empresas deberán mantener su participación en temas de inversión social, ambiental y cultural; para ello, necesitarán permanecer cercanas a los mercados más jóvenes. Una razón más para contar con una oferta que permita fortalecer las habilidades tanto académicas como sociales de las juventudes.
- “Considero que el apoyo de otros aliados es vital para que jóvenes como yo tengan la posibilidad de encontrar un empleo digno y estable, y quizá la primera oportunidad de crecer profesionalmente y tener acceso a las prestaciones de ley, que muchas veces no tienes en un empleo informal.”-
expresó Jesús, al referirse a la importancia de que tienen las Empresas Socialmente Responsables para los jóvenes que, como él, han crecido en sistemas de protección.
Durante la pandemia, Aldeas Infantiles SOS ha gestionado con ayuda de Empresas Socialmente Responsables, inversión social y módulos de capacitación para los jóvenes que crecieron en sistemas de protección y que se encuentran camino a la autonomía. Poniendo énfasis en las medidas de bioseguridad necesarias para las personas que trabajan y deban trasladarse en transporte público; ytambién, en la educación financiera, para que aprendan aspectos importantes como sistemas de ahorro, inversiones, emprendimiento, entre otros.
Estos esfuerzos son solo el comienzo para el apoyo que las y los jóvenes realmente necesitan, es por ello que abre una convocatoria a todas las Empresas Socialmente Responsables del país a brindarcapacitación y empleos formales para la juventud que más lo necesita.
Sobre Aldeas Infantiles SOS
Aldeas Infantiles SOS es una organización sin fines de lucro, no gubernamental e independiente, que trabaja por el derecho de los niños a vivir en familia. Desarrolla su labor en el mundo desde 1949 y actualmente lleva adelante sus programas en 136 países y territorios, dentro del marco de la Convención sobre los Derechos del Niño de las Nacionales Unidas (CDN). La organización brinda atención directa e individualizada a cada niño según sus características y situación particular; y busca fortalecer a las familias que están en riesgo de separarse de sus hijos y puedan así brindarles entornos seguros.
Aldeas Infantiles SOS está comprometida en crear y mantener entornos familiares de cuidado y protección para todos los niños; ya sea en su familia biológica, en un entorno de acogimiento alternativo o en la comunidad donde viven y crecen. Día tras día, la organización une fuerzas para combatir todas aquellas causas que afectan a los niños y que ocasionan la pérdida del cuidado familiar.