Opinión

Rafael Inclán, los doctorados y su misoginia

Por Mario A. Medina

Cuando al actor Rafael Inclán le preguntaron su opinión sobre la presidentA Claudia Sheinbaum, el protagonista de películas de ficheras, maestro en el albur, respondió: “Ahora vamos a tener una ama de casa seis años”; inmediatamente se echó a reir a carcajadas.

“¿Qué se puede esperar de un personaje como éste”? un amigo se preguntó y se respondió: “su respuesta misógina tiene qué ver con su nivel de estudios y su origen social. “No necesariamente “, le reviré.

No es la primera vez que a Sheinbaum la tratan así. Allí está las declaraciones de hace unos días de Alejandro Nolasco, vocero partido político Vox de España. De ella se refirió como “una absoluta analfabeta y como una absoluta ignorante”. 

Víctor Trujillo (Brozo) arremetió contra Sheinbaum cuando afirmó que ella no sería quien gobernaría, que lo haría por medio de un “cuerpo prestado, de un alma poseída”, la de Andrés Manuel López Obrador.

¿Se acuerdan cuando Xóchitl Gálvez en la Universidad de Anáhuac, en campaña, la comparó con una lagartija? Han sido muchas las ocasiones en que la han denigrado, por lo que la candidata Sheinbaum tuvo que alzar la voz: “sorteamos una campaña llena de calumnias, de guerra sucia, mentiras y argumentos misóginos (de las plumas) del conservadurismo”.

Tan solo hay que hacer memoria cómo a diario, desde Atipycal TV,  Carlos Alazraki, Pedro Ferriz de Con, Francisco Martín Moreno, Guadalupe Loaeza, soltaban un rosario de ofensas, difamaciones. Cuando la escritora Loeza dijo que Claudia envidiaba a Xóchitl Gálvez por el lacio de su cabello en una afirmación totalmente discriminatoria, ya no se diga la peladés de Alazraki.

Desde luego que enoja lo dicho por Inclán; seguro un convencido de que el “papel histórico” de las mujeres debe ser el de una “sirvienta”. Sí, con ese término ofensivo, de superioridad. 

Pero no debe llamarnos la atención que haya venido de un actor alburero. Las ofensas lo han sido también no sólo de españoles que se sienten aun conquistadores. Ahí está la profesora del Tecnológico de Monterrey Denisse Dresser, quien al referirse a la presidentA dijo: “la crueldad también puede traer faldas”, en un fraseo poco afortunado y nada solidario de una mujer con otra mujer.

Ha enfrentado también actos machístas como cuando le exigieron “diferenciarse de Andrés Manuel López Obrador” o cuando Juan Ignacio Zavala, hermano de Margarita, esposa de Felipe Calderón, recién afirmó que como PresidentA, el papel de Claudia va a ser el de “una simple gerente” y, en “buena ondita”, muchos y muchas la han reducido a una “técnica eficiente”, pero que “sólo recibe instrucciones de López Obrador”. 

En un acto a todas luces machista y misógino, el ex presidente Vicente Fox, en un mensaje de X dirigiéndose a ella, buscó señalarla de incapaz: “andas perdida entre la multitud”, con “poca aspiración para ser presidenta”; “ni personalidad ni tienes las cualidades menos las capacidades y lo peor cero convicción democrática”.

Los casos son muchos y no necesariamente han venido de personajes de la farándula. Las ofensas también han sido de quienes tienen credenciales universitarias, maestrías y doctorados. No debemos de olvidar a José Antonio Crespo, politólogo, quien llegó a publicar en su red social X una fotografía de Claudia y el presidente López Obrador, en la que sugería se estaban dando un beso. 

No fue esa la primera vez que este licenciado en Relaciones Internacionales por el Colegio de México, Maestro en Sociología Política y doctor en Historia por la Universidad Iberoamericana y profesor del CIDE expresó, en diferentes medios de comunicación, su odio, así como tal, hacia la candidatA y ahora presidentA de México.

En sus análisis sesudos, pretenden dar a entender que Claudia Sheinbaum no es capaz de definir una ruta de gobierno propia, pareciera que no entienden que  el proyecto de la Cuarta Transformación de López Obrador también es de ella, su pertenencia, porque ella le dio forma y sustento. Lo gestó.

Suponen debe deslindarse del ex presidente, que debe bifurcarse del camino del tabasqueño, por eso la acusan, con un tono grosero y de superioridad, de no tener decisión ni personalidad propia cuando preguntan: “¿Podrá Sheinbaum salir de la sombra de AMLO”? Muestran su actutud machista, discriminatoria, difamatoria, violenta, misógina contra la presidentA. 

Así son. Ellos y ellas lo seguirán siendo, sean actores, payasos, intelectiuales, comunicadores. Es parte de su sello conservador. 

Que no le digan…

Enojado, molesto, encabronado el periodista Ciro Gómez Leyva, quien le reclamó a los legisladores del PRIAN porque en la ceremonia de cambio de gobierno en San Lázaro: “ni una trompetilla le tiraron a López Obrador, ni una trompetilla, dos horas lo tuvieron ahí; seis años quejándose de López Obrador y nadie le hizo (al menos): “uuuh”. Ah, qué Ciro.