Opinión

Parque Ecológico Lago de Texcoco; su significado

Por Mario A. Medina 

Por allá en 1954 el ingeniero Nabor Carrillo Flores, siendo rector de la UNAM, dio a conocer que había una sobreexplotación de los mantos acuíferos del Valle de México que estaba ocasionando hundimientos del suelo de la ciudad. 

Fue que el presidente Adolfo Ruiz Cortines decretó una veda total en los aprovechamientos de los acuíferos de la región; fue entonces que se decidió llevar agua a la capital del país del río Lerma. Aquel proyecto no se concretó. 

Es una zona con “vocación de regulación hidráulica, ecológica y captación de agua del vaso de Lago de Texcoco”. Su función “natural” es la regulación de las lluvias que evita “inundaciones de dimensiones catastróficas” por la sobreexplotación del acuífero.

Todo esto, a pesar de los llamados de los expertos y habitantes de esa zona del norte del Valle de México, los intereses económicos y políticos se impusieron para construir un aeropuerto en un lago, en un área de refugio de más de 100 mil aves migratorias de diversas especies que llegan ahí cada año de Canadá y Estados Unidos en época de invierno.

El costo inicial del “Aeropuerto de Texcoco”, iba a ser de algo así como de 169 mil millones de pesos. Políticos y empresarios se frotaban las manos, pues la obra representaba un gran negocio. 

El precio del metro cuadrado de los terrenos aledaños se incremento de manera estratosférica; algunos políticos cercanos a Enrique Peña Nieto los había comprado a costos irrisorios. 

Por allá de 2015 acompañé al diputado federal Rafael Hernández Soriano, del PRD, quien presidía la Comisión de Seguimiento del proyecto del aeropuerto, y mientras le explicaban los “avances oficiales”, me acerqué a un ingeniero, a quien le pregunté para qué servía una “manta” que se ponía entre las capas de tierra con la que se pretendía “enterrar” el agua salada. 

Se sinceró: “…se supone que evita hundimientos, pero eso es un paliativo, en cinco o diez años el agua va a volver a surgir y entonces van a tener que invertir nuevamente miles de millones de pesos. Un buen negocio”, me dijo. 

Cuando Andrés Manuel López Obrador ganó la Presidencia de la República en 2018, anunció que se cancelaría la obra que tenía sus orígenes en el gobierno de Vicente Fox. A esa decisión gubernamental se opusieron ejidatarios de San Salvador Atenco, quienes salieron a las calles a defender sus tierras; fueron víctimas de represión y abuso sexual. El objetivo del gobierno federal y local era ponerle fin a ese movimiento que se oponía a la construcción del aeropuerto. 

El 22 de marzo del 2022 el presidente López Obrador firmó el decreto por el que se declaraba “área natural protegida con carácter de Área de Protección de Recursos Naturales”, la zona conocida como lago de Texcoco.

Fue entonces que AMLO encargó el diseño del Parque Ecológico Lago de Texcoco al arquitecto mexicano Iñaki Echeverría, quien desde el 2008, en el gobierno de Felipe Calderón, tenía ya en mente en lo que podía convertirse aquella zona 17 veces más grande que el Bosque de Chapultepec.

Aquella decisión, como muchas de las obras del presidente, fueron objeto de durísimas campañas descalificadoras, de información falsa, pues los intereses económicos que se habían tocado representaban muchos ceros. 

Un aspecto, el más importante, sin lugar a duda, era la recuperación de un espacio vital para la naturaleza y fundamental para darle viabilidad ambiental al Valle de México.

El arquitecto Iñaki, director general del proyecto, ha señalado que es una acción de “justicia ambiental y social que garantiza los derechos de todas las comunidades humanas y no humanas que lo habitan, en particular las más vulnerables, contando con un medio ambiente sano, equitativo y sustentable”.

El Parque Ecológico Lago de Texcoco ha empezado a recuperar sus humedales y cuerpos de agua; se han creado zonas de reserva biocultural y conservación de flora y fauna. Ayudará a mejor la calidad del aire y la regulación de la temperatura en el Valle de México, amén de proporcionar a sus visitantes un espacio para el disfrute de actividades deportivas, culturales y recreativas.

Lamentablemente han sido pocos los medios informativos que han destacado esta importante obra en favor de la naturaleza que ya genera más de seis mil empleos; muchos de estos serán permanentes.

Se ha dicho que el parque será inaugurado para la segunda quincena de este mes de agosto. Su difusión ha sido poca. Han sido escasos los medios que han destacado el enorme trabajo que ha representado su alcance para la sociedad y, desde luego, para la naturaleza. Un ejemplo mexicano para el mundo.

Todavía vemos en medios que hay quienes aún lamentan que el aeropuerto que se proyectó con el panista Vicente Fox y avanzó con el priísta Enrique Peña Nieto, no se haya levantado en el lago que defendió Nabor Carrillo. 

Su construcción hubiera significado secar el estero, mayores inundaciones, calentamiento y contaminación ambiental, a costa de un enorme negocio de unos cuantos. Un ecocidio.

Que no le cuenten…

Otra gran obra es el Proyecto “Chapultepec: Naturaleza y Cultura”.