Opinión

De “coto”, ¿en serio?

Por Mario A. Medina 

En estos días, un familiar que vive en Guanajuato me hizo llegar un clip del gobernador Diego Sinhué, quien fue entrevistado por Adela Micha en su programa “Por Adela”. La charla fue en los primeros días de marzo pasado.

La entrevista, como muchas de las que hace ella, todo indica, fue pagada por “adela”. Hace unos años una gobernadora, de la que me reservo su nombre,  me platicó que cuando la periodista, que aún trabajaba para Televisa, le solicitó poderla entrevistar. Le pidió dos habitaciones en el mejor hotel del estado, una para su equipo y otra para ella. Lo de las habitaciones fue lo de menos. 

La otra petición fue el pago medio millón de pesos sin facturar. La entrevista era a modo, para que la gobernadora presumiera, sin preguntas incómodas y, sobre todo, porque la entrevista iba a ser trasmitida por Televisa. La conversación no se negoció.  

El clip al que me refiero se puede encontrar en YouTube. Encontré dos entrevistas que le hizo Adela al gobernador de Guanajuato. En una, la que me mandó mi familiar, y que la senadora por Morena, Antares Vázquez Alatorre, subió a sus redes sociales. 

En el video, la periodista dice que en su próxima vez que regrese, le preguntaría sobre el 2024, y que le explique -acota Adela- “qué perfiles ves en la oposición; (porque) yo no veo ninguno”, le dice entre risotadas de ella.

En ese momento, gobernador Sinhué, explica que en una entrevista que le habrían hecho, “de cotorreo”, le preguntaron: “¿Por qué no quieres ser presidente?”  

El gobernador explicó por qué no le gustaría ser presidente: “Mira, gana poquito el presidente, no dejan usar el avión, ya no te dan pensión vitalicia; ya no puedes vivir en Los Pinos. Dije no, ya quitaron todos los incentivos. Ese puesto no me interesa”. 

Diego Sinhué dice que su respuesta fue de “cotorreo”, pero en el fondo, lo que dice en tono jocoso, es lo que piensa él y muchos políticos la derecha de este país, particularmente un sector del panismo y del priísmo que han visto y siguen viendo a México como una Sociedad Anónima de Capital Variable (S.A. de C.V.). Ha hecho grandes negocios corruptos y ejemplos hay por toneladas. Esa es la concepción que tienen del servicio público. 

Desde luego que no se puede meter en un mismo saco a todos los empresarios, pequeños, grandes y muy grandes. Hay quienes trabajan a diario por el país, y lo hacen de manera honesta; que pagan bien a sus empleados y cumplen con sus contribuciones, y no como el señor Ricardo Salinas Pliego que busca la manera de evadir el pago.

Allá por los años 80 llegaron al PAN un grupo de empresarios medianos y pequeños, los llamados “Bárbaros del norte”, también conocidos como “neopanistas” que, tras la nacionalización de la banca en 1982, decidieron participar en política, y  que le dieron otro sesgo al partido blanquiazul, cuya doctrina social cristiana pasó a ser sólo un slogan. Fue entonces que el panismo tuvo como principal objetivo hacer negocios al amparo del poder.

Bernardo Bátiz, quien militó en el PAN entre 1965 a 1992, renunció junto con otros como Pablo Emilio Madero, José González Torres, Jesús González Schmal, porque el panismo se había alejado de sus principios doctrinarios, por la llegada de los neopanistas y por su alianza con el gobierno de Carlos Salinas de Gortari. 

En un artículo publicado en La Jornada (14/mayo/1997) señaló: “Cuando los neopanistas afirmaban que el programa económico neoliberal que estaba aplicando el presidente Salinas, se los había robado, ciertamente se referían a las ideas que sostenían los empresarios que llegaron en tropel a su partido a raíz de la expropiación de la banca; eran ideas que estaban muy alejadas de la doctrina tradicional de Acción Nacional”.

El maestro Bátiz, quien milita en Morena y desde hace muchos años es cercano a Andrés Manuel López Obrador, escribió: “La propaganda oficial (léase PRI), frecuentemente secundada por intelectuales y comentaristas políticos, señalaban al PAN como un partido de derecha y procapitalista, pero estas afirmaciones eran un infundio, y también un error de buena o mala fe, según el caso de quienes hacían eco a estas aseveraciones.

Sin embargo, de una u otra manera, las “concertacesiones” entre el PAN de Diego Fernández de Cevallos, Carlos Castillo Peraza, Luis H. Álvarez y Felipe Calderón, alejaron al partido fundado por Manuel Gómez Morín de su doctrina social cristiana para convertirlo en un partido pro-empresarial, que se fue alejando de la población que veía al PAN como opción política frente al PRI corrupto.  

Entre quienes formaban parte de los “Bárbaros del Norte”, estaba Vicente Fox, un empleado empresarial de Coca-Cola, dicharachero, cotorro, mal hablado, de ocurrencias, que caía bien por “francote”; candidato presidencial: Bátiz lo describió:  “forjado a golpe de publicidad, sin propuestas coherentes y, por supuesto, sin discurso verdaderamente panista”.

El video que me mandó mi familiar, sacudió mis recuerdos como reportero cubriendo al PAN, donde pude ver la metamorfosis que experimentó este partido, de gente, una parte, verdaderamente comprometida por un México mejor, hasta corromperse, mientras que sus nuevas generaciones se han alejado de los principios que le dieron vida y hoy, lo que buscan es hacer negocios, cárteles inmobiliarios. Personajes como Marko, el gris Cortés o Xóchitl Gálvez y muchos más no tienen una verdadera identificación ideológica-política con el PAN de Gómez Morín; se identifican con el PAN de las “concertacesiones”, el de los moches. Su lema es: “Por una patria negociada”.

Los otros, los de hoy, nos vienen con el cuento, como Diego Sinhué, de que son producto -como buscó impactar con Adela Micha-, de la cultura del esfuerzo. De que él  viene de una situación precaria, comerciante, que vendía, aunque no gelatinas, sí tacos, que a los 14 años ya trabajaba en una fábrica de zapatos; que fue mesero, y hasta albañil y que por eso, desde el poder público, su objetivo es ayudar a la gente.

El mismo choro mareador de muchos, que pueden ser indígenas de nacimiento, pero no verdaderas practicantes, que se ofrecen como de izquierda trotskista, pero que en el fondo son verdaderos  conservadores, cínicos y corruptos practicantes; guadalupanos decembrinos y el resto del año pecadores consumados.

Efectivamente, cómo pegunta la senadora Antares: ¿Cuál es el concepto de los panistas de ser gobierno? ¿Tener privilegios, que te paguen mucho, que uses un avión, que vivas en Los Pinos?, si no, no sirve ser presidente”. Así piensan.    

El pensamiento por “Adela” del gobernador de Guanajuato y muchos otros panistas, no es de “cotorreo”, es el reflejo, un reflejo real, porque así piensan, así actúan, y si no, ahí está la señora X. Lo del gobernador de Guanajuato no fue de “coto”, es la neta.

Que no le cuenten…

Bien dice Álvaro Delgado en su cuenta “X”: “¿Cuántas complicidades?”. “A ningún diario le pareció  de portada que, por primera vez, en nueve años, aparezca en un informe oficial el nombre de Enrique Peña Nieto  como responsable de la ´verdad histórica´, sobre la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa”, y la nota sólo se publicó en uno o dos diarios en primera plana. Reforma ni vio ni escuchó lo dicho por Alejandro Encinas. Sí, ¿cuánto silencio de dueños de medios, de articulistas, de columnistas? ¿Cuántos negocios? ¿Cuántos viajes de placer gratis? ¿Cuántos favores? ¿Cuántos chayos? Y luego se quejan porque a cada rato los menciona el presidente en las mañaneras.