López Obrador vs Carmen Aristegui
Por Mario A. Medina
Muy lamentable es la acometida que el Presidente Andrés Manuel López Obrador ha decido llevar a cabo en contra de la periodista Carmen Aristegui. No sólo es lamentable, es triste y preocupante para los bonos del mandatario. Ha provocado enojo en un importante sector de la población que había visto en ambos personajes quienes desde sus propias trincheras han peleado para favorecer la democracia, la libertad de expresión, la justicia social.
El trabajo periodístico y la línea editorial de Aristegui Noticias no se parece en nada a la Ciro Gómez Leyva, Carlos Loret, Ricardo Alemán, Pablo Hiriart, Denise Dresser y muchos más que si bien un sinnúmero de sus críticas, habría que reconocerlo, son asertivas, pero otras tantas, giran a torno al rencor, a la animadversión y a la intensión clara de cobrársela al mandatario.
Carmen Aristegui había sufrido un duro ataque de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto por el solo hecho de ejercer su trabajo periodístico, de informar a la población de hechos que la sociedad debe conocer de manera transparente, sin censura y saber de buena tinta los puntos de vista de periodistas y analistas acerca de acontecimientos, por ejemplo, la salud del Presidente (el alcoholismo de Calderón), el dinero y “regalos”, seguramente sucios que hayan llegado a los bolsillos de Enrique Peña Nieto (la casa blanca de Angélica Rivera).
Ambos casos molestaron a uno y otro mandatario, y su acción contra la comunicadora fue implacable, ejercieron todo su poder para sacarla del aire y no permitir que su trabajo informativo y editorial se difundiera. Carmen representaba un peligro para ambos, lo mismo quienes expresaban sus puntos de vista en su portal a través de sus comentarios
El discurso de uno y otro mandatario, decía lo mismo, repetían y presumían lo mismo: “En México se ejerce la libertad de expresión”, afirmación que dejaba mucho que desear. La censura informativa se practicaba de alguna manera, el “chayo” a reporteros, editorialistas, editores, dueños de medios era un hecho común para el control de la prensa, para acallarla, por lo que Aristegui era un oasis en el desierto informativo; a la sociedad se nos negaba de investigaciones relevantes.
A diferencia de esos sexenios, lo digo y lo he escrito convencido: hoy en México se ejerce plenamente como nunca la libertad de expresión y también como nunca el Presidente de la República ejerce su derecho de réplica.
En sexenios pasados, los presidentes de la república no ejercían su derecho de réplica, y no porque los medios le negaran el espacio, sino porque sus jefes de prensa daban el manotazo cuando era necesario acallar, censurar.
Hoy vivimos un pleito que si bien lo atiza rudamente a diario López Obrador, también es cierto que los otros se han puesto los guantes para responder no sólo a los ataques del Presidente, sino como desquite, también de manera ruda, porque dejaron de ser beneficiarios de las bondades del pasado (regalos, viajes, casas, atenciones especiales, exención de impuestos y seguro social, desde luego, “chayos”.
Andrés Manuel López Obrador, el candidato a gobernador de Tabasco, el líder nacional del PRD, el candidato presidencial fue rudamente atacado por los medios, por periodistas, por lo que no es de descartarse que en él se engendró una animadversión contra los comunicadores y en aquel tiempo, no tuvo el poder político, ni los espacios para responder. Hoy con un enorme poder, lo aprovecha para cobrarles.
Andrés Manuel se equivoca de contrincante. Insisto, Carmen no es Joaquín López Dóriga, no es Carlos Marín, Fernando Belaunzaran, Pascal Beltrán, José Cárdenas o muchos otros que por encima de un ejercicio profesional de análisis ante ponen su animadversión y encabronamiento.
Carmen, simplemente ha hecho periodismo de manera profesional y los hechos los ha puesto sobre la mesa, por lo que es lamentable la hostilidad contra de ella y al mismo tiempo conta la salud de la democracia y la libertad de prensa.
Como lo hizo en los tiempos de Calderón y de Peña Nieto, Carmen Aristegui tienen el derecho de ejercer el periodismo como el manual lo dicta, con integridad y profesionalismo; el periodista debe ser los ojos y los oídos de la población, de la sociedad que exige no se censure nada ni a nadie.
Las mesas de debate de Aristegui Noticias son tiempos fructíferos intelectualmente hablando. La mayoría de sus integrantes le reviran al presidente con argumentos pero también son personajes que poco simpatizan con el Ejecutivo federal, dicho de otra manera, el Presidente, por decir lo menos, les parece incómodo.
Es cierto también que las mesas están cargadas más en favor de quienes no simpatizan con el tabasqueño.
En el tiempo dedicado a los televidentes y radioescuchas de Aristegui Noticias una oyente dijo que algunas de esas mesas las evita porque son dedicadas destacadamente para atacar a López Obrador.
Lamentablemente Andrés Manuel se equivoca cuando, convencido, cree que los periodistas deben ser sus aliados, sus instrumentos, sus plumas, y si no es así los ve como una prensa golpista, una prensa que está toda en contra de él, como “le sucedió a Madero”, ha denunciado.
Se equivoca cundo cree que Carmen debería ser su instrumento, su aliada, su pluma, pero también cuando la acusa de corrupta, de atacarlo, de agredirlo y de pretender “aniquilar las voces de periodistas críticos” (que lo reconocen él).
Reproduzco aquí uno de los comentarios de una televidente o radioescucha quien grabó su punto de vista sobre la posición de Andrés frente a Carmen, que llamó: “ataque directo” del Presidente a la periodista. “Él se queja de los chayoteros del PRI y del PAN, y ¿qué es lo que quiere, que Aristegui sea su chayotera, eso es lo que quiere, eso es lo que espera?
“López Obrador tiene que entender que la democracia -muy, muy incipiente-, la libertad de expresión es lo más importante. Si él espera que los periodistas hagan una labor de convencimiento a la gente que los escucha sobre el tema que sea, está muy equivocado, porque está pidiendo y está solicitando lo mismo que los otros, pero él lo quiere de manera gratuita, sin pagar, cuando menos los otros pagaban ( Chayo), pero él no quiere pagar.
“Entonces, las ideas políticas que tenga cada periodista eso es cuestión de los periodistas, si ellos las exponen o no, eso es cuestión de los periodistas. En la democracia, el nuevo presidente tiene que entender que hay comentarios buenos, comentarios malos, según su perspectiva y que los tienen que respetar, porque así es la democracia”.
Que no le cuenten…
En verdad, no entiendo, por qué tanto pleito con todos. Bueno, ¡sí lo entiendo!