Opinión

Andrés, ¡no te puedes equivocar!: Carmen Aristegui

Por Mario A. Medina 

Andrés Manuel en su propia tinta.

Era el 17 de octubre de 2018, cuando el Presidente Electo Andrés Manuel López Obrador felicitaba a Carmen Aristegui por su regreso a la radio, a la periodista se le veía como una simpatizante del político tabasqueño. Carmen era la diosa de los seguidores de Andrés Manuel. 

Del otro lado del auricular, Andrés le dijo: “Carmen nada más para desearte lo mejor; estoy seguro de que va a ser muy exitoso tu programa, lo ha sido en otros momentos, incluso, en el tiempo que nada más tenías trasmisión por internet; ahora que ya estás en radio de nuevo, en radio abierta, vas a tener como siempre, muchos radioescuchas, mucha gente pendiente de tu noticiero, por lo que tu representas, por lo que tu significas como periodista independiente, profesional y te deseo lo mejor. 

“Para esto es la llamada. Creo que es un buen inicio, aun cuando está terminando todavía el sexenio, sea el buen inicio de una nueva época, iniciar reivindicando al periodismo libre (…). 

“Ahora sí, dando la recompensa a quien fue víctima de la censura. Qué bien que los dueños de Radio Centro te abran este espacio muy merecido. Con esto ganamos todos, se mejora la vida pública del país (…) Es un buen gesto que hayan abierto estos espacios para ti. (…). 

“Nunca más se deben censurar a los medios, a los espacios, a la prensa libre, a la prensa independiente. Termino deseándote lo mejor a ti, a todo tu equipo de trabajo (…). Cuando tengamos oportunidad vamos a platicar más ampliamente. Te ofrezco eso. Te mando un abrazo fraterno”. 

Aristegui lo invitó para una conversación amplia en una fecha próxima. Aquel encuentro entre la periodista y el político no se ha dado.

Tres años antes, el 21 de noviembre de 2018, a unos días para que López Obrador se ciñera la banda Presidencial, en el estudio de Aristegui Noticias, Andrés se mostraba satisfecho, contento, pues estaba siendo entrevistado por la periodista a la que le agradecía la charla a la que estaban atentos miles de radioescuchas quienes habían votado por él, incluso los que no.

La entrevista fue larga, larguísima, dos horas, diecinueve minutos. Fueron diversos los temas que se tocaron, todos en torno de los proyectos, programas y aspiraciones del candidato más votado en la historia del país. Ella le preguntó cómo se habría de dirigir al Presidente: ¿Cómo, de tu o de usted? “Me puedes llamar de tu, accedió él.

Unos cinco o seis minutos antes de finalizar la entrevista, la periodista tocó un tema que la había disgustado para esos días a López Obrador, la portada de la revista Proceso: “El fantasma del fracaso”. Aquella portada había sido decidida por el entonces director del semanario, Rafael Rodríguez Castañeda. 

Carmen le dijo a su entrevistado, quien se veía suelto, como pez en el agua: “Les dijiste amarillista”, al tiempo que recordó: Sé que quieres mucho a Proceso y querías mucho a Don Julio Scherer.

Se refería a la entrevista que le había hecho el periodista Álvaro Delgado al abogado Diego Valadés. La declaración de Andrés Manuel (de amarillistas) hizo que la revista le pidiera al próximo mandatario mexicano una entrevista, la cual no se las concedió. 

La charla continuó en un ambiente que bien se podría calificar de fraterna, de un político agradecido por el trabajo de la periodista. El entrevistado se veía satisfecho por el resultado la conversación. En diferentes momentos, las carcajadas del Presidente electo se conjugaban con sus ojos, también risueños, pícaros.

Andrés se enfiló para terminar con la charla: “Ha sido muy buena esta conversación, me has dejado como limón exprimido (risas de AMLO), eso tiene que ver con tu periodismo”, le dijo a Aristegui quien también se veía satisfecha por la forma como había “exprimido” al casi ya Presidente de México.

El tema final inducido por la periodista fue en torno a la relación de Andrés Manuel con la prensa.  “Nosotros vamos a ser respetuosos de la libre expresión, pero también libertad para todos. Ellos (se refería a los periodistas fifis) hacen un cuestionamiento, y eso es debate, eso es democracia. Sólo en las dictaduras hay un pensamiento único y se silencia, en la democracia no”, acotó Andrés.

Señalaba que estaba en desacuerdo con la recomendación: “como usted ya es presidente, usted no debe responder”, por lo que él tenía el derecho a la réplica, a contestar, a disentir.

Carmen Aristegui, buscó dimensionar lo que significaba una respuesta del mismísimo Presidente de la República: “Pero la simetría es fuerte. Tu eres presidente. Si le sorrajas a alguien: “AMARILLISTA”, es muy fuerte…”. 

AMLO volvió a acotar que aquella portada había sido no sólo sensacionalista, sino también amarillista, y reiteraba su derecho a defenderse, pero también sus opositores a expresarse.

¡Faltaba más!, le respondió su entrevistadora.

Andrés recordó cómo la prensa golpista, con sus trabajos periodísticos, apoyada por los intelectuales, hicieron campaña contra el Presidente Francisco Madero para quitarlo del poder…

Carmen ejerció su derecho a preguntar: ¿Temes te pase lo que a Madero, sin contar lo del asesinato?

No, no, no, respondió él, al tiempo que afirmó: “fuera máscaras” y reconocía que aquella prensa, como la de hoy,“tienen derecho a expresarse”.

La entrevista casi terminó con un saludo, con un frío apretón de manos. El tema de Proceso, de la prensa “fifi”, seguía dando carnita.  

– Muchos de quienes están en la prensa son conservadores, seguía machacando el candidato ganador.

– Pero ¡se vale serlo, como Reforma, (que) es mi periódico!, aclaró ella sin sonrojo alguno, y en la recta final lo llamó: “¡Andrés no te puedes equivocar! ¡Deseamos que no te equivoques!”

López Obrador en su propia voz:

(29 noviembre 2021 en la conferencia mañanera) “Proceso y Carmen Aristegui nunca han estado a favor de nuestromovimiento, yo sostengo que son independientes pero independientes del pueblo, que nunca se han involucrado nunca han hecho un periodismo en favor del pueblo”. 

Que no le cuenten…

En su libro, Estos años (Editorial Océano 1995 pp.24), Julio Scherer escribió: “Políticos y periodistas se buscan unos a otros, se rechazan, vuelven a encontrarse para tornar a discrepar. Son especies que se repelen y se necesitan para vivir. Los políticos trabajan para lo factible entre pugnas subterráneas; los periodistas trabajan para lo deseable hundidos en la realidad. Entre ellos el matrimonio es imposible, pero inevitable el amasiato.”