14 años esperando justicia
Por Nelson Vargas
El día de hoy, se cumplen catorce años del secuestro de mi niña, de mi hija, Silvia Vargas Escalera y desde ese día, ha sido para mí y para mi familia un constante trabajo para que los que la secuestraron, paguen por ese crimen atroz.
He clamado justicia y a pesar de que las autoridades han venido trabajando, primero en su detención y hoy en su juicio, para que ellos sean condenados, siguen sin tener sentencia.
Con todo esto vivo día a día, con el temor de que, debido a las argucias legales, a las múltiples reformas, y a la ilimitada protección a los derechos humanos de los procesados, estos, puedan salir en libertad.
No olvidemos que, después de secuestrar a mi pequeña; mi hija, desgraciadamente falleció. Como cada año sólo quiero justicia, para que, los que le hicieron tanto daño y me la arrebataron, ¡Paguen por ello!
Actualmente, el proceso se lleva a cabo en el Juzgado Segundo de Distrito de Procesos Penales Federales en la Ciudad de México, bajo la causa penal, número: 359/2019-IV, en contra, de: Cándido, Oscar y Raúl “N”, Alejandro “N”, Jorge “N” e Iván “N”, y se encuentra en la etapa probatoria, ello, debido a que estos delincuentes constantemente interponen apelaciones y amparos en contra de las determinaciones que emite el Juzgado, retardando con ello el proceso.
La mayoría, han solicitado que se les practique el protocolo de Estambul, por instancias internacionales, pretendiendo acreditar con ello, que fueron sujetos de malos tratos y lograr así, salir de la cárcel.
Asimismo, se encuentran pendiente la ratificación de algunas probanzas y las testimoniales a cargo de periodistas que cubrieron en su momento la noticia del secuestro de mi pequeña.
No omito mencionar que hace poco detuvieron a otro integrante de la banda de origen extranjero, el cual, de igual forma, ha impugnado algunas determinaciones y se encuentra en la misma etapa que los demás procesados.
Es importante que la opinión pública sepa que aún falta por detener a tres secuestradores más, vinculados en los hechos, agregando que, hasta la fecha únicamente se ha dictado sentencia en contra, de: Martin “N”.
Quiero aprovechar este espacio para agradecer a la Procuraduría, hoy Fiscalía, que está al pendiente del proceso de estos secuestradores, trabajando con intensidad para que se haga justicia, y lograr así, que estos delincuentes no vayan a eludir de alguna manera, ser sentenciados.
Mi sentir:
Lo anterior, es sólo una narración breve de lo que ha sucedido y como se han desarrollado los hechos.
Después de 14 años, me queda claro como padre de familia y mexicano que los integrantes de esta banda vienen cometiendo delitos desde el año 2000.
Oscar Ortiz González, es el autor intelectual de este delito, quien ofreció a sus hermanos información sobre mi hija y, sobre todo, el responsable de ver en mi pequeña un negocio.
Él, fue en su momento una persona de confianza para toda mi familia, ingresó al seno de mi hogar trabajando y prestando un servicio que requeríamos en ese momento.
Esta forma de acceder a la intimidad de la construcción más importante de mi vida, MI FAMILIA, fue para él, la forma de encontrar dinero fácil. El sentido humano, no existió; la solidaridad de hombre y padre de familia, tampoco lo llevó a reflexionar sobre su accionar y posterior planeación.
Todo esto, las miles de acciones judiciales, un proceso largo y agotador durante 14 años, no han suficientes para lograr una sentencia a este grupo de secuestradores que tanto daño hicieron, no sólo a mí y a mi familia, allí también están dentro de sus delitos otros mexicanos de bien que se vieron perjudicados por su actuar.
Antes de concluir, sólo quiero recordarles a todos los lectores, que: Raúl Ortiz González, en dos ocasiones se ha fugado de la cárcel; este grupo de hombres que han dañado a la sociedad mexicana conocen muy bien la ley y se han aprovechado de los vacíos existentes para no ser sentenciados.
Ningún mexicano merece ver el dolor de su familia; ningún mexicano merece saber que quienes cometieron un crimen y atentaron contra la integridad de sus seres amados, sigan sin ser sentenciados; ningún mexicano debe vivir 14 años a la espera de la añorada justicia.
Creo en mi país, creo en su sistema y sus leyes, creo en todos aquellos que trabajan por preservar la vida desde sus rincones profesionales y sigo creyendo que el día de la sentencia esta más cerca que nunca, mi pequeña, mi familia y yo, merecemos esa tranquilidad que solo brinda el principio moral de la justicia.