Opinión

Birmex; el mensaje

Por Mario A. Medina 

La corrupción es una grave “enfermedad”, algo así como una pandemia. No hay “vacuna” que evite el “contagio”, salvo la ética y la conciencia social personal. La corrupción “se da aquí y en China”, reza el refrán. Según la ONU, “la corrupción es un complejo fenómeno social, político y económico que afecta a todos los países”.   

Como candidato, primero, luego como presidente de México, Andrés Manuel López Obrador se comprometió a combatir este mal. Hay analistas que han señalado que en su administración se frenó en buena medida la “corrupción estructural”, es decir, a gran nivel, pero “prevaleció el problema a menor escala”. 

El tema de Segalmex, se dijo oficialmente, “fue el único caso de corrupción desde una secretaría de estado, la de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader) durante la administración pasada.

En la “mañanera” de este jueves, se dio a conocer la anulación de todo el proceso en la adquisición 2025-2026 de insumos para la salud, pues se encontró que funcionarios de Laboratorios Biológicos y Reactivos de México (Birmex), perteneciente al gobierno federal, pudieron haber cometido “irregularidades” en el proceso consolidado en la compra de medicamentos, y que, posiblemente, se pudo haber favorecido a empresas. 

En mi libro “COVID del Horror a la Esperanza; relatos de la Pandemia”, recuerdo cuando “el 1 de octubre de 2019 el gobierno de México informaba del inicio del proceso de compra consolidada de medicamentos y material de curación para el sistema de salud que iniciaría el 21 de octubre de 2020”.

Relataba que “como parte de la política de ahorro y austeridad se anunciaba la compra consolida 2020, mediante adjudicaciones directas para medicamentos, genéricos y material de curación, medicamentos de patente, entre otros, oncológicos, cardiovasculares, metabólicos, diabetes, antibióticos de planificación familiar, hematológicos y vacunas”.

Un aspecto importante fue que se haría “una investigación de mercado”, con el propósito de que “las licitaciones, deberían favorecer a la población y tener ahorros significativos para el Estado”; en pocas palabras, el propósito era acabar con la corrupción que había prevalecido en las administraciones pasadas recientes que beneficiaron a farmacéuticas y distribuidoras que le vendían miles de millones de pesos en insumos para la salud con precios súper inflados.

Aquel año, el gobierno de López Obrador vetó a las tres principales distribuidoras del gobierno que, desde luego, reaccionaron de inmediato, generando escases de medicamentos y una millonaria campaña de mentiras en contra de la administración de la 4T y, particularmente, contra el entonces subsecretario de salud, Hugo López Gatell.  

Cualquier seguimiento que se le pueda a hacer a los laboratorios y distribuidores farmacéuticos, siempre vamos a encontrar “huellas” de corrupción, desde aquellas que parecen inofensivas, cuando los llamados “representantes de laboratorios”, acuden a visitar a los médicos a quienes les regalan muestras para que éstos a su vez receten a sus pacientes productos de “patente”, hasta las multimillonarias que les favorecen en dichas compras consolidadas. 

El 30 de abril de 2024, después de varios intentos, durante la pandemia, de actualizar sus “estudios”, 17 médicos, biólogos, economistas, y analistas políticos que, se decían “independientes”, publicaron una tesis: “La respuesta de México al COVID-19; estudio de caso”, donde se descalificaba la acción del gobierno de AMLO al enfrentar la pandemia.

Varios de esos 17 integrantes de esa “Comisión Independiente”, destaco en el libro, están ligados al PRI, al PAN; a intereses de fundaciones, laboratorios extranjeros y nacionales; a distribuidoras y comercializadoras de preparados, cuyos propietarios, por ejemplo, en México, son políticos como Manlio Fabio Beltrones, Miguel Osorio Chong, José Narro Robles, Roberto Madrazo Pintado, Emilio Gamboa Patrón (PRI), quienes de la noche a la mañana se hicieron propietarios de farmacéuticas y distribuidores de medicamentos. Se les conoce como parte de “El Cártel de las medicinas”.

Junto con estos hay otros muchos que buscan aparecer como científicos, estudiosos del tema, como Jaime Sepúlveda Amor o Julio Frenk, pero que están ligados a esos intereses multimillonarios para favorecer a farmacéuticas y a intermediarios. 

Este tipo corrupción prevaleció en las administraciones del PRI y del PAN. Los laboratorios “tentaban” a los funcionarios con cifras millonarias en una suerte de “ganar-ganar”. Ahora volvieron a intentarlo y, al parecer, convencieron a un grupo de funcionarios de Birmex para que aprobaran una licitación que se calcula, evitó, de haberse “palomeado”,un daño al erario por más de 13 mil millones de pesos. 

La Secretaría Anticorrupción y Buen Gobierno que encabeza Raquel Buenrostro ha actuado de inmediato, por lo que se anuló todo el proceso que deberá de reponerse. La denuncia hecha pública por la propia presidentA, Claudia Sheinbaum, es un claro mensaje para sus colaboradores de que la corrupción en su gobierno no va a ser tolerada, pero también es una advertencia para los empresarios del ramo.

Que no le cuenten… 

Que nadie suponga que está protegido por el manto presidencial. Ya advirtieron que la amistad no es sinónimo de impunidad. Antes, el “cuatismo”, la ilegalidad, la trasgresión, el exceso eran sinónimo de hacerse empresarios de laboratorios y distribuidoras farmacéuticas.