Crisis migratoria infantil en México alcanza niveles históricos
La migración infantil en América Latina ha alcanzado cifras alarmantes. Datos recientes revelan que, hasta septiembre de 2024, más de 97 mil niñas, niños y adolescentes cruzaron México de manera irregular, enfrentando condiciones de extrema vulnerabilidad. En el mismo período, más de 828 mil personas en movilidad requirieron asistencia humanitaria en la región. (UPM, 2024)
México se ha convertido en un punto crítico dentro de la crisis migratoria, no solo como país de tránsito, sino también como destino y retorno. En 2024, según datos de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar), el país registró más de 150 mil solicitudes de refugio, de las cuales el 80% provienen de personas de Honduras, Haití, Venezuela y El Salvador. A esto se suma el preocupante aumento de niñas, niños y adolescentes no acompañados en la frontera norte, expuestos a violencia, extorsión y abuso.
Niñez en riesgo: el lado más vulnerable de la migración
Los datos son contundentes, según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), en 2023, se documentaron 113 mil 600 casos de niñas, niños y adolescentes en situación migratoria irregular, un 60% más que en 2022. Entre ellos:
- 33% eran de Venezuela
- 15% de Ecuador
- 12% de Honduras
- 11% de Guatemala
- 6% de Colombia
La saturación de albergues y la falta de infraestructura humanitaria han dejado a miles de niñas y niños en condiciones críticas. A esto se suma la reciente cancelación de las citas del programa CBP One, dejando a 270 mil personas en incertidumbre, muchas de ellas familias y jóvenes que ahora enfrentan un futuro incierto.
Desafíos del viaje migratorio
Para miles de niñas y niños en movilidad, migrar no es solo un cambio de lugar, sino un recorrido lleno de desafíos que marcan su niñez. Su camino está determinado por tres momentos clave, cada uno con dificultades únicas que ponen a prueba su resiliencia y su derecho a una vida digna.
- Salida: El primer desafío es despedirse. Dejan atrás su hogar, su escuela, sus amigos y todo lo que conocen, enfrentando el miedo a lo desconocido y la incertidumbre de un futuro incierto. La tristeza y la ansiedad son inevitables, y muchas veces no entienden por qué deben partir.
- Tránsito: Esta es la etapa más peligrosa. En el trayecto, niñas y niños soportan largas caminatas, hambre, falta de agua y temperaturas extremas. También enfrentan riesgos aún más graves como la trata de personas, el reclutamiento forzado por grupos criminales y la violencia. Para quienes viajan solos, la vulnerabilidad es aún mayor.
- Llegada: Aunque el destino final debería representar seguridad y estabilidad, en muchos casos se convierte en un nuevo desafío. Barreras culturales, discriminación y la falta de acceso a educación y salud dificultan su integración. Sin redes de apoyo, su bienestar sigue en riesgo.
Organizaciones humanitarias al frente de la crisis
Ante esta realidad, organizaciones como World Vision México han intensificado sus esfuerzos para proteger a la niñez migrante. A través de espacios seguros, acompañamiento emocional y programas de integración social, buscan garantizar que cada niña y niño en movilidad tenga la oportunidad de crecer en un entorno digno.
“La niñez migrante no puede quedar en el olvido. Cada kilómetro que recorren estas niñas, niños y adolescentes está lleno de desafíos políticos, físicos y emocionales. Es urgente que los gobiernos, el sector privado y la sociedad civil trabajemos juntos para ofrecer soluciones concretas”, señala Malcom Aquiles, Director de Incidencias y Políticas Públicas.
Con el restablecimiento de los protocolos de protección a migrantes y el programa “Quédate en México”, se espera un aumento en la población solicitante de asilo en el país. La crisis migratoria infantil requiere acciones urgentes, desde mayor infraestructura humanitaria hasta políticas públicas que prioricen el bienestar de la niñez en movilidad.
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