“COVID del horror a la esperanza; relatos de la pandemia”
Por Mario A. Medina
“El planeta giraba como siempre, no paraba. Los seres humanos, igual. La ‘normalidad’ de la vida no les permitía reflexionar sobre lo que podría venir, sobre lo que podría estar a la vuelta de la esquina. El mundo festejaba la llegada del año nuevo”.
Lo anterior es parte del prólogo de mi primer libro: “COVID del horror a la esperanza; relatos de la pandemia” que este sábado 30, presentaré en el Centro Cultural “Bella Época”, en la librería “Rosario Castellanos”, del Fondo de Cultura Económica (FCE).
El texto contiene 43 relatos no sólo de los padecimientos que todos sufrimos, producto del COVID, como relaté en mi columna anterior. Refiero también otras historias como las de aquellos que fallecieron ante la indolencia de sus patrones -“Los negreros”-, que los obligaron ir a trabajar a pesar de los llamados gubernamentales a no hacerlo, cuando las infecciones crecían exponencialmente.
En el primer relato inicio preguntando: ¿”Quién fue la primera persona contagiada en la mayor crisis sanitaria en la historia de la humanidad”? Con información periodística de diversas partes del mundo, como el South China MorningPost, replico datos de dónde pudo haber surgido el virus del Sars-Cov2, tal vez de un mercado de animales “exóticos” o de un laboratorio en Huwan, al tiempo que le doy contexto a la contaminación política de aquella desgracia, como cuando el presidente de EU, Donald Trump buscaba culpar al gobierno chino de haber propagado el contagio.
Li Wenliang, fue el médico oftalmólogo quien, a través de la red social china, Weibo, informó al mundo de un virus que se parecía a otro coronavirus que había asolado a China dos décadas antes. Li fue advertido por el gobierno que debería guardar silencio. ¿Qué pasó después? Deben conocerlo.
El de Cristian, compañero que conocí en el Órgano Administrativo de Prevención y Readaptación Social (OADPRS), es tal vez el relato que más me impactó; salvó la vida frente al COVID-19, pero…
Historias que se entrelazan como la de Gustavo, camillero del hospital Adolfo López Mateos del ISSSTE, quien después de ganarle al COVID-19 regresó, a pesar de sus miedos naturales, a apoyar a sus compañeros para tratar de salvar vidas.
Ésta es una muestra de amor al prójimo que se contrapone con la del “caricaturista de la derecha”, colaborador del diario Reforma quien, a través de su Twitter, buscó descalificar al gobierno de Andrés Manuel López Obrador con un mensaje que poco se supo, pero ahora en el libro lo podrán conocer de su perversidad. Una narración imperdible.
Varios capítulos los ocupan prelados de la iglesia católica. Desde los obispos de Estados Unidos que llamaban a sus feligreses a no vacunarse porque, aseguraban, las póstulas tenían “células de tejidos fetales humamos”, al mismo tiempo de quien fue Cardenal de la Ciudad de México, Norberto Rivera Carrera. Infectado por el virus buscó que la Arquidiócesis Primada de México pagara sus gastos de atención en un hospital privado. Interesante les será conocer la respuesta que tuvo de la jerarquía católica.
Desde luego la de Onésimo Cepeda Rivera, quien se dedicó en cuerpo y alma a los ricos y a los millonarios; obispo de uno de los municipios pobres del Estado de México, a quien, del COVID, “ni el diablo lo salvó”. Igual llevo al libro las recetas del arzobispo conservador Juan Sandoval Íñiguez; alegaba que el virus no existía, pero seguro afirmaba: “con un té se cura el COVID”.
Encontrarán otros relatos como el de la primera mujer secretaria de seguridad federal en México, Rosa Icela Rodríguez Velázquez, quien me platicó las complicaciones que vivía producto del perverso virus cuando se enteró, desde su casa, de que se había sacado la rifa del tigre. Seductora crónica.
Expongo las narrativas “golpeadoras” de periodistas y de ex funcionarios de Salud en los gobiernos del PRI y del PAN con fuertes intereses económicos en laboratorios y farmacéuticas que habían dejado de ser privilegiadas por el gobierno morenista en las compras corruptas multimillonarias de medicamentos; hablamos del “Cártel de las medicinas”, empresas de políticos, y su guerra contra el subsecretario de Salud, Hugo López Gatell, desde luego, de sus desaciertos.
Un relato interesante fue el de Martha Delgado, Subsecretaria de Relaciones Exteriores, la operadora en la pandemia del entonces canciller Marcelo Ebrard, quien me platicó las “peripecias” diplomáticas para traer de China y Estados Unidos millones de mascarillas, batas, guantes. Se tenía que pagar el cien por ciento por adelantado; de las negociaciones de Ebrard junto con la Secretaría de Salud para ser de los primeros países en conseguir las vacunas; su denuncia ante el Consejo de Seguridad de la ONU por el acceso mundial inequitativo de las vacunas para las naciones más pobres del planeta.
Lo mismo de las instrucciones del presidente López Obrador, de que no se escatimara “ni un solo peso, ni un solo dólar”, y la solidaridad de México con los países pobres de América Latina y el Caribe, a los que se envió vejiguillas gratuitas que enojó a la derecha aquí. Lo que significó el rescate de mexicanos que se quedaron varados en otras naciones. Información que poco o nada se sabía.
Era importante que quedara registro de cómo la ciencia respondió de manera rápida a la pandemia. La investigación permitió encontrar la “secuenciación genómica”, ensayos clínicos que permitieron crear las vacunas, pero al mismo tiempo, las campañas contra las vacunas Abdala, de Cuba, y la Sputnik 5, de Rusia.
Finalmente, la última historia, como las llamo, la título: “Una historia en común”. Busco retratar diferentes momentos desde las publicaciones en el Diario Oficial de la Federación y Gaceta Oficial de la Ciudad de México donde se precisaban “acciones extraordinarias” para atender la emergencia. La campaña “Quédate en Casa”, cómo funcionó el “Semáforo de Riesgo Epidemiológico”; el de la “Sana distancia”, el lavado de manos (40 segundos). La campaña sucia del comediante Eugenio Derbez, quien fue desmentido por la difusión de una fake news donde aseguraba había falta de insumos en una clínica del IMSS.
La suspensión de actividades no necesarias: fiestas, 15 años, bodas, bautizos; lo que significó la controversia por el uso o no del cubrebocas; lo mismo que la cancelación del campeonato de futbol en México, Clausura 2020, y el”Guardianes”, donde sólo podía haber 300 personas en los estadios o el aplazamiento de la Olimpiada de Tokio 2020, y que se realizaron un año después, tiempo en el que todavía hubo contagios. Las imágenes de las calles, de las plazas del mundo, desiertas, tristes.
Y el anuncio del fin la pandemia a nivel mundial.
Que no le cuenten…
¿Por qué no entienden que en la guerra de Donald Trump -aunque pudiera ser mediática- vamos todos en el mismo barco? Hay un grupo muy particular que celebra el trato de Donald Trump hacia México y genera un debate tramposo, si la presidentA Claudia Sheinbaum debió llamarle directamente, cuando cada línea de la misiva es clara y contundente la posición del gobierno. Ya lo dijo Claudia: “arancel, por arancel” o sea “ojo por ojo”.