Opinión

Asignación de plurinominales y patrañas de la oposición

Por Mario A. Medina

Organizaciones que forman parte de la llamada “Marea Rosa”, llevarán a cabo este domingo una manifestación para protestar en contra de la supuesta “sobrerrepresentación” de Morena y sus aliados en el Congreso de la Unión.

¿Es buena o es mala la “sobrerrepresentación” o mejor dicho, la asignación de espacios de representación proporcional?

Es claro que para cualquier democracia el que un solo partido esté sobre representado no es lo mejor. La pluralidad es uno de los pilares fundamentales para la construcción diaria y constante de cualquier nación.

En los últimos días hemos podido leer, ver y escuchar posiciones de quienes ven como algo “gravísimo” el que la coalición “Juntos Hacemos Historia” vaya a tener en la siguiente legislatura (LXVI) de la Cámara de Diputados mayoría calificada.    

Veamos: Sí, no es bueno que un partido o coalición tengan el poder absoluto. Por eso en el 2022 el presidente Andrés Manuel López Obrador propuso una iniciativa para que ninguna coalición de partidos pudiera obtener mayoría calificada, situación que rechazaron PRI, PAN y PRD. 

Uno de los motivos por lo que se opusieron, incluso, plantearon establecer una “moratoria constitucional”, era precisamente la desaparición de legisladores plurinominales.

Quiero suponer que calcularon que, en el 2024, si bien no ganaban la elección presidencial, tendría los suficientes votos para impedir que, en las cámaras de Diputados y Senadores, Morena y sus aliados no fueran mayoría, como sí lo pudieron lograr en 2021. Sin embargo, en este 2024, no fue así. 

Efectivamente, como escribió Federico Arreola en SDP-Noticias el 17 de julio pasado: “Si se hubiera aprobado la reforma electoral de AMLO de 2022, la distribución de diputaciones de representación proporcional se habría hecho con fórmulas distintas que no habrían dado a la 4T mayoría calificada”.

En aquel momento celebraron el que López Obrador haya perdido esa votación. El asunto hoy se les revirtió.

En 1996, de acuerdo con la Constitución, ningún partido político podría tener más de 300 diputados por los principios de Mayoría y de Representación Proporcional, y sólo podía tener como máximo un 8% más respecto de su votación nacional.

Meses después, cuando el PRI aún estaba en el poder, a la sazón de Ernesto Zedillo como presidente de México, se llevó a cabo una adición al artículo 59-A al Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (Cofipe), donde se señalaba que, en caso de coaliciones, “se va a tratar como si fuera un solo partido”.

Sin embargo, en el 2008, ya en el gobierno del panista Felipe Calderón, el PRI, PAN y Partido Verde, eliminaron por completo dicho párrafo porque así convenía a sus intereses político-electorales, ya que, de lo contrario, por cuestiones de repartición de diputados y senadores plurinominales, no les era conveniente que a una coalición se le “tratara como si fuera un solo partido”.

Tras la eliminación del párrafo cuarto del artículo 59-A, bajo esta regla específica, la asignación de diputados y senadores de Representación Proporcional ha sido a partidos políticos por separado, y no así por coaliciones, por lo que, desde entonces esta fórmula aprobada por PRI, PAN y el Verde, en aquel momento, ha sido el criterio LEGAL para la asignación de espacios de representación proporcional.

Es interesante leer, ver y escuchar a decenas de analistas, articulistas, columnistas y políticos de oposición que hablan de que, lo que pretende el gobierno de la 4 T, es un “despojo de decenas de curules y escaños” al pueblo de México “con miras a perpetuarse en el poder como está sucediendo en Venezuela”.

Culpan malamente a la consejera presidenta del INE, Guadalupe Taddei de “identificarse” con el árbitro electoral de Nicolás Maduro por el hecho de que ha señalado que en la asignación de las curules se aplicará a partir de lo que la Constitución señala, por lo que la acusan de festinar el “despojo mexicano”.

Otros aseguran de que “una sobrerrepresentación de 20 puntos de los partidos del gobierno significará un cambio radical en nuestra república”, es decir, que al tener la coalición en el gobierno la mayoría calificada “vamos a regresar a la dictadura perfecta”. Vuelven a su cuento fracasado y desgastado de que “vamos a ser como Venezuela”.

Refieren a una “Presidencia Imperial” para tratar de crear -insisten- que vivimos bajo el “yugo” de un “emperador”, y que luego será el de una “emperadora”, que hará con el gobierno lo que se “le plazca”, gracias a esa “sobrerrepresentación”, incluso “hasta violar los derechos humanos”. 

Instituciones como la Coparmex, junto con “México Evalúa”, advierten que la sobrerrepresentación a la coalición de la 4T “implicaría regresar a épocas en las que el control de un solo partido reducía y afectaba la vida democrática de México”. Asunto por el cual, en el pasado, por cierto, no dejaron ver esa preocupación que ahora les preocupa.

Son decenas de “argumentos pirotécnicos”, distractores que se litigan de parte de quienes, en su mayoría, guardaron silencio cuando, particularmente el PRI, junto con sus aliados, tenía mayoría calificada. Argüían la “importancia” de que el partido gobernante debería tener mayoría calificada porque era “necesario para la gobernabilidad del país”. 

Lo más dramático, pero no sorprendente, es que acuden, una y otra vez, al expediente de la calumnia y la mentira. 

Viri Ríos, en Milenio Diario, recordó el pasado 22 de julio, cómo los exconsejeros electorales, Ciro Murayama y Lorenzo Córdova, “a sabiendas” de lo que señala la Constitución y el Cofipe, “omitieron mencionar que sabían de primera mano que, para repartir por coalición se necesitaba una reforma constitucional”.

Puntualizó que, con el voto de ambos en 2021, en el Consejo General del INE, aprobaron que la repartición se hiciera por partido (y) tan claro tenía Murayama que se necesitaba una reforma constitucional que en abril del 2024 lo escribió en Nexos”.

Dice la doctora en gobierno por la Universidad de Harvard y columnista de El País: “La forma en la que se difundió esta mentira es una radiografía (de) cómo se esparcen ideas falsas en medios”. 

Este domingo, no me cabe la menor duda, que escucharemos una sarta de mentiras; oiremos a políticos y “analistas”, como lo hicieron en las manifestaciones anteriores de la “Marea Rosa”, arengar con la misma deshonestidad intelectual que los ha caracterizado.

Lástima que no puedan ser la oposición inteligente, autocrítica y seria que se necesita; que revise sus errores; que analice con honestidad el por qué, en verdad, fueron barridos y, por el contrario, prefieran seguir engañando a quienes, de manera honesta, ¿por qué no?, a quienes lamentablemente les siguen creyendo sus patrañas.

_Que no le cuenten…_

El mayor desastre minero en la historia de México, el derrame de 40 millones de litros de tóxicos en los ríos Sonora y Bacanuchi, cumplió este martes 10 años de aquella desgracia. El responsable: Grupo México de Germán Larrea. La impunidad persiste.