Opinión

El modelo de salud neoliberal, una historia de horror

Por Mario A. Medina 

El pasado miércoles, el titular de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), Alejandro Svarch Pérez, dio a conocer un esquema de colusión al interior de la institución, el cual favorecía al menos a un laboratorio  farmacéutico.

La revelación de corrupción en la Cofepris pareciera que es un hecho reciente, situación que no es así. Al llegar al gobierno, a Andrés Manuel López Obrador, desde las secretarias de Hacienda y de Salud, le informaron de la descomposición que encontraron en las administraciones panistas y priístas: un “mecanismo corrupto” de protección y venta de medicamentos por parte de laboratorios y empresas farmacéuticas privados.   

En octubre de 2019, el gobierno de la 4T, al iniciar el proceso de compra consolidada de medicamentos y material de curación para el Sistema de Salud para el presupuesto federal del 2020, no sólo determinó, como prioridad, anteponer una política de ahorro y austeridad; se decidió acabar con la corrupción que venía, al menos, desde el gobierno panista de Vicente Fox.

Aquel anuncio enfatizaba la “responsabilidad” que la corrupción había tenido en el sistema de salud, lo mismo la significación que había representado la privatización en el modelo de alimentación de los mexicanos que consumían los llamados “productos chatarra” de alto grado calorífico y de azúcares y las consecuencias entre la población.

Al cancelar contratos multimillonarios por prácticas oligopólicas de ciertos laboratorios nacionales, extranjeros y farmacéuticas, se produjo un preocupante desabasto premeditado que detonó una escasez  de medicamentos, y es que aquella decisión trajo como consecuencia que esas empresas dejaran de percibir miles de millones de pesos.

Lo anterior es parte de las historias que expongo en el libro _*COVID del horror a la esperanza; relatos de la pandemia*_donde narro historias de cómo vivieron aquellos momentos dramáticos quienes enfrentaron al virus del Sars-Cov2, desde quienes existieron para contarlo o quienes salvaron vidas, exponiendo la propia.

Pero no sólo en el libro podrán encontrar la historia de quien se cree fue la primera persona en contagiarse en diciembre de 2019 en Wuhan, capital de la provincia china de Hubei; del galeno que a través de su WhatsApp Chino, dio a conocer lo que ocurría al interior de aquel país.

Refiero una historia poco conocida,  las dificultades que se enfrentaron para conseguir los implementos de protección, el trabajo que representó ser de los primeros países en el mundo que pudieron contar con las vacunas contra el COVID que me contó la entonces Subsecretaria de Asuntos Multilaterales y Derechos Humanos de la Secretaría deRelaciones Exteriores; Martha Delgado Peralta.

Igual, La guerra del “Cártel de las medicinas” contra Hugo López Gatell, y contra el propio gobierno de López Obrador o “la respuesta de México al COVID”, la publicación de un “supuesto estudio” de “especialistas” que se dicen “independientes”, pero que están ligados a intereses de laboratorios y allegados, algunos, al llamado “Cártel de las medicinas”. 

La corrupción ha sido una grave enfermedad que como país hemos vivido, y aunque se ha querido esconder lo que representó la colusión corrupta entre los gobiernos panistas y priístas, al menos entre el 2000 y 2018, es lamentable que se hayan cometido atentados contra la salud de la población en aras de la ganancia grosera.

Por eso, llama la atención la poca difusión que se le dio a la denuncia del titular de la Cofepris, Alejandro Svarch sobre ese esquema de “colusión corrupta” que se encontró al interior de la institución en favor de laboratorios y farmacéuticas.

“Se beneficiaba (desde 2004) a ciertas empresas al crear un falso monopolio; se exageraban los requisitos para la sobre regulación a  ciertas empresas de medicamentos genéricos y facilitar a otras con los que se generaba la ilusión de competencia en las licitaciones”.

Svarch denunció que al interior de la Cofepris, maniobraba un grupo de personas que operó por 20 años para favorecer ciertos intereses que al mismo tiempo “otorgaba autorizaciones a modo a una sola compañía, lo que retrasaba las solicitudes de competidores y disminuía el acceso y la disponibilidad de medicamentos.

Esta es una historia más de “horror” de cómo, al menos en 20 años, funcionó en nuestro país un modelo de salud neoliberal que hizo millonarios a políticos y, lo mismo,  a laboratorios nacionales y extranjeros protegidos por el manto corrupto de la impunidad. 

Que no le cuenten…

Otra de jueces: “Maniobras dilatorias de jueces frenan cobro de $130 mil millones. Trece grandes contribuyentes deben al fisco casi 130 mil millones de pesos, pero jueces han frenado por meses el curso de las denuncias presentadas ante el Poder Judicial para recuperarlos” o guardan los expedientes en el “cajón” de su escritorio. Y luego preguntan: ¿Por qué quieren reformar el poder judicial?