10 de mayo, oportunidad para resignificar el rol de las madres
A partir de la perspectiva de género, el Día de las Madres, que celebramos en México el 10 de mayo, es una oportunidad para resignificar el rol de las madres, quitar esa idealización de la figura materna, nombrar las violencias que enfrentan y reivindicar sus actividades en la familia, considera la investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios de Género de la UNAM, Alejandra Collado Campos.
El reconocimiento a ellas debería ser todos los días, y expresarse compartiendo tareas y responsabilidades como la crianza y educación de los hijos, la economía familiar y respetando su autonomía e identidad como personas, argumenta.
La especialista recuerda que la celebración data de 1922 cuando se institucionalizó después de una campaña en escuelas y medios de comunicación, encabezada por el periódico Excélsior, en la cual se preservaban los estereotipos de la progenitora.
Se creó “como reacción a un primer congreso feminista de 1916 realizado en Yucatán. Ahí se habían hecho propuestas sobre la obtención de derechos sexuales por parte de las mujeres, hablando específicamente de la maternidad como una decisión libre, consciente y deseada”, precisa.
Collado Campos explica que la institucionalización es una respuesta opuesta al feminismo, ya que se basa en normas morales y religiosas que buscaron reiterar esos roles impuestos y reforzar la idea de que ellas existen para ser mamás. “Perpetúa estereotipos sobre una maternidad abnegada, explotada y sobre una mujer que todo lo resuelve”.
De acuerdo con la experta, se intenta resignificar ese día. Se trata de quitarle esta idealización que existe de la figura de la maternidad y nombrar las violencias que nos atraviesan: presión social para ser madre; negación del derecho al aborto; violencia obstétrica; dobles jornadas laborales; explotación; obstáculos para conseguir un trabajo o puestos laborales más altos por cuidar a los hijos; y feminicidio o desaparición de ellas o de sus hijas.
Collado Campos enfatiza que en esa fecha las feministas denuncian estas situaciones y la mercantilización que se genera; además, destacan otras formas de ser madres -que están invisibilizadas-, como las migrantes, aquellas con alguna discapacidad, las que están en situación de calle, presas, o las no heterosexuales.
También reivindicamos a las autónomas (llamadas madres solteras) con el trabajo que llevan a cabo, y un tipo de maternidad libre y deseada, así como las maternidades activistas, añade.
Subraya que la efeméride es ocasión para denuncias de personas buscadoras y para nuevas representaciones donde el papel de la madre gana autonomía y libertad. La universitaria descarta que se piense en no festejar el día, sino aprovecharlo para reflexionar sobre su función y empezar a generar cambios.
Collado Campos expone que hay algunos grupos sociales que rechazan este punto. “No les gusta y dicen que no queremos que celebren, porque continúa la imagen de la madre mexicana que cuida, protege, soluciona todo, nunca se enferma y es omnipresente”.
El rol tradicional de abnegada y explotada está arraigado en México, asociado incluso a una figura religiosa, la Virgen de Guadalupe, quien “todo lo puede resolver”, reconoce.
“Desde el feminismo no queremos abolir este día, sino hacerlo una jornada de reflexión y un acto de conciencia en el que valoremos el trabajo de las madres y su derecho a ganar autonomía y libertad”, puntualiza.