Marcelo, con su música a otra parte
Por Mario A. Medina
¿Por qué Marcelo Ebrard renunció a no dejar Morena? Luego de que anunció que seguía en el partido guinda y que continúa siendo parte de la Cuarta Transformación, leí un artículo que decía que “lo mejor que le pudo haber ocurrido a Morena era que se hubiera ido”.
Creo que efectivamente, lo mejor para el partido que fundó Andrés Manuel López Obrador, es que Marcelo no se convierta en un punto de pus, que, si bien la “enfermedad” no es de gravedad, pero ¡cómo molesta!
Tras su “berrinche” por no haber quedado como el candidato presidencial, por haberse referido de manera despectiva a Claudia Sheinbaum: “con esa señora no hablo”, Marcelo generó, en un primer momento, una fuerte animadversión de la mayoría morenista de base, de seguidores del presidente, incluso causó sorpresa en algunos analistas por la forma en que manejó la situación.
A pesar de su larga trayectoria en la política y experiencia, esta vez ha decepcionado.
Marcelo amagó con irse a Movimiento Ciudadano (MC) como su candidato presidencial. Él mismo aceptó que había esa posibilidad; Dante Delgado, presidente de MC, anunció que Marcelo podía ser su postulante externo. Muchos medios de comunicación celebraron esa posibilidad.
Para ese momento el político ya se había reunido con “esa señora”, es decir, con la Coordinadora de la Defensa de la 4T, Claudia Sheinbaum Pardo, la que, muy a su pesar, le había ganado la encuesta.
En el encuentro, a decir de Marcelo, ella habría reconocido “irregularidades” en el proceso previo a la encuesta final.
Pero ¿por qué no se fue a MC o, incluso, al Frente Amplio por México (FAM)? Una primera tesis podría ser porque ni en MC ni en el FAM le entregarían los espacios en el poder legislativo que en mente tenía, pero tampoco le iban a dar el reconocimiento a su trayectoria política que pudo haber puesto en la mesa como exigencia.
Desde luego, ni el MC ni el FAM le habrían de poner la candidatura en charola de plata. Hubo quien supuso que frente al “desastre” que ha significado la candidatura de Xóchitl Gálvez, que va de tumbo en tumbo, el FAM “correría” tras Marcelo, pero evidentemente eso no habría de suceder.
Él lo tenía claro; era un error aún más grave sumarse a la derecha que, como han reconocido algunos de sus promotores en medios, no le convenía sumarse a la alianza PAN-PRI-PRD, pues están más que entrampados, peleándose por los espacios en el legislativo, y es que Xóchitl “nomás no prende ni va a prender”.
Haberse ido con unos o con otros, seguramente pensó Marcelo, no le hubiera redituado nada bueno; al contrario, se hubiera ganado aún más el repudio de quienes alguna vez lo vieron con buenos ojos.
Sin embargo, al quedarse en Morena y presumir que él pertenece a la Cuarta Transformación, que le preocupa que Morena sea un verdadero partido democrático y que él ha acompañado a López Obrador por más de 25 años, considera que, por eso, tiene derecho a convertirse ahora en el dirigente moral de Morena.
Lorenzo Meyer, profesor e historiador del Colegio de México en una entrevista con Los Periodistas en el portal SinEmbargo, consideró que Morena “deberá manejarse con cuidado” ante la posibilidad de que Ebrard busque crear un partido dentro de Morena para ganar adeptos que se sumen a su proyecto con miras a ser candidato presidencial en el 2030.
Creo que efectivamente es lo que busca, pero también creo, no le será nada fácil esa tarea; ya enseñó su juego, y va a trabajar para llegar a Palacio Nacional.
De ganar Claudia el gobierno de México, con todo el poder que significa sentarse en la silla presidencial, desde luego, no le dará mucho margen para que Ebrard fortalezca a su grupo,“El Camino de México”, que como ya se ha dicho, como corriente en Morena, no tiene cabida, pues dentro de este partido están prohibidas las corrientes.
Marcelo como su mentor político, Manuel Camacho, ha cometido varios errores. Dejó perder el reconocimiento que llegó a tener de una mayoría de la población por haber traído al país, en el momento más grave de la pandemia, millones de vacunas contra el Covid, lo que le fue aplaudido por todos los sectores sociales.
Creyó que tenía derecho a ser quien sustituyera a López Obrador, por haberlo dejado pasar en dos ocasiones; pensó que por eso en la encuesta él debía haber sido, obligadamente, el ganador, incluso a pesar de la encuesta.
Otro problema que tuvo fue que de políticos y periodistas opositores, recibió “el beso del diablo”, un acercamiento que él mismo buscó, como lo hizo Ricardo Monreal, lo que le significó igual que al zacatecano, un rechazo de la militancia de Morena que hoy lo ven con recelo.
Marcelo continuará en Morena. ¿Cuántos meses? ¿Cuántos años? ¿Quién sabe? Pero una cosa es cierta, Ebrard y su grupo, no representa para nada la segunda fuerza dentro de este partido.
Está muy lejos de ello, y sí, por el contrario, está más cercano a que la militancia lo eche del partido y lo mande con su música a otra parte.
Que no le cuenten…
Ven la risa de Xóchitl y no se hincan.