La “bestia” herida
Por Mario A. Medina
Juan Hernández (qepd), fue corresponsal en la zona oriente del estado de México para El Universal. Reporteó varias elecciones federales y estatales de esa entidad. Un día me platicó lo que supo se vivió en la sala de prensa que montó el Instituto Estatal Electoral del Estado de México (IEEM) el 4 de junio del 2017. Los contendientes, Delfina Gómez y Alfredo del Mazo Maza.
Fue un reportero de izquierda. Le gustaba, antes que nada, ser imparcial. De aquel día, me contó: “Hubo un momento que tuvieron la tentación de bajar el interruptor del sistema eléctrico del IEEM, pero creo que lo pensaron dos veces y se arrepintieron.”
“Era repetir la trampa como cuando se le cayó el sistema a Manuel Bartlett en 1988”, advirtió, por lo que “aplicaron otra estrategia para ganar como fuera, a través de logaritmos matemáticos que modifican los resultados”, si estos no le eran favorables a Alfredo del Mazo Maza.
Recordó que aquello de bajar el interruptor, “si fuera necesario”, fue uno de los planes del PRI “por si las cosas se les complicaban”. Esa versión circuló como posibilidad entre algunos reporteros, “según se había filtrado”. No sucedió así, aunque sí pasó otra cosa.
La nota del día siguiente del diario La Jornada detallaba que “alrededor de las 19:30 horas (Delfina) Gómez Álvarez registraba una ventaja de tres puntos porcentuales sobre Del Mazo Maza, pero al avanzar el cómputo de las actas, la ventaja se fue reduciendo hasta medio punto, cerca de la media noche.
“A las 23:30 horas, el PREP tenía contabilizadas 32 por ciento de las casillas, es decir, 5 mil 913 de las 18 mil 605 instaladas. Hasta ahí, la ex alcaldesa de Texcoco tenía 32.11 por ciento, por 31.60 del abanderado priísta. En votos, la diferencia era de 13 mil 248.
“El objetivo inicial era que con el conteo se contabilizaran los resultados de las actas de mil 818 casillas, pero a la hora en que se presentó el sobre con la información de los ´expertos´, sólo fue posible acceder a información de mil 347 centros de votación, es decir, 74 por ciento de la muestra programada. No obstante, el presidente del IEEM dijo que se contaba con información sólida sobre las tendencias de la elección.
“El comité técnico remitió el sobre al presidente del instituto, y éste leyó los resultados, con la aclaración de que el nivel de confianza de este ejercicio era de 95 por ciento. Los resultados del conteo, dijo, revelaron que Alfredo del Mazo obtendría una votación de entre 32.65 y 33.59 por ciento de los votos; Delfina Gómez, de Morena, alcanzaría entre 30.73 como nivel mínimo de votación y 31.53 por ciento como nivel máximo”, destacaba la nota.
Juan recordó que, “de manera súbita” en las pantallas de las computadoras, los resultados empezaron a cambiar de manera “rara”. Las actas de los votos que llegaban al sistema de Resultados Rápidos del IEEM, mostraban que el priísta ya iba ganando. “Delfina comenzaba a caer en los monitores y Del Mazo a subir”.
Muchos conocedores de las elecciones en el Edomex, están convencidos que hace 6 años Del Mazo ganó con todo el aparato del gobierno de Eruviel Ávila y, desde luego, de Enrique Peña Nieto como cuenta Alejandro Encinas en su libro: “El Fracaso del Sistema Electoral en México; Las elecciones en el Estado de México 2017”.
Narra cómo desde Los Pinos “se puso en marcha toda una maquinaria electoral, financiada y desplegada desde el gobierno federal y estatal. Secretarios y subsecretarios de los gobiernos federal y local, directores de área, la alta burocracia asignada a las 20 regiones en que se dividió” el territorio mexiquense para “conseguir dos millones 800 mil votos para el nieto e hijo de dos ex gobernadores mexiquenses”.
Las “marrullerías” se repitieron como siempre. Fuera de las oficinas de Morena aparecieron cabezas de cerdo, cruces pintadas de rojo simulando sangre; igual una corona fúnebre y un narco mensaje contra Andrés Manuel López Obrador, intentos de secuestro y desde luego la “tradicional” compra y coacción del voto.
El INE y el IEEM, destacaron por su “ausencia y omisión”. Para ambas instituciones, la jornada electoral “fue un éxito y se desarrolló en un marco de normalidad democrática”. Las piezas del fraude siempre estuvieron coordinadas y aceitadas.
El debate del jueves entre Alejandra del Moral y Delfina Gómez dejó ver la advertencia de Del Moral, de que ella va a ganar “como sea y al precio que sea”.
Y es que al arranque del debate, la priísta buscó generar la idea de que las encuestas que siempre han puesto a Delfina por delante, hasta por 30 puntos o más, son “falsas”, pues ufana: “Ya los alcanzamos y caballo que alcanza gana”.
Por la mañana se difundieron algunas encuestas “patito” (MassiveCaller), evidentemente pagadas, con las que se pretende posicionar la idea de que Alejandra había alcanzado a Delfina. En la conclusión del debate, Del Moral retó a Delfina: ¿Te comprometes a respetar el resultado de esta elección?
La priísta buscó que la morenista dijera que sí para que en el momento de que ocurra el fraude y lo denuncie Morena, la gente no lo vea así, a partir de que supuestamente las encuestas desde antes de la elección ya daban cuenta de que Alejandra del Moral había alcanzado a Delfina, y por lo mismo, de que nunca hubo fraude. Era una trampa a la que Delfina no se enganchó. Lo que se percibe es que la alianza PRIANRD está ya cometiendo un fraude, y aún mayor que en 2017.
La alianza de la derecha, como cuando una “bestia” se siente, se sabe herida de muerte, que son sus últimos momentos de vida, se ha convertido en un “animal” peligroso. Ya lo había anunciado Alejandra del Moral: “Queremos constancia de mayoría, no de buena conducta”. Ellos le llaman “fraude patriótico”.
*Que no le cuenten…*
Eduardo Bernal, quien fuera operador político electoral de la familia Hank González, acusó en una entrevista, que hay una “sumisión institucional” de los exgobernadores del Estado de México que puede llevar a Alejandra del Moral a la derrota. Dice que la están dejando sola. “Que tomen su lugar al frente de la batalla”, les exige. ¿Será? Claro que no. Están metidos a todo lo que da. Su afirmación es para, también, generar la idea que van a ganar derecho, que están jugando limpio. Que nadie se vaya con la finta de que la mafia priísta se convirtió en “buena, pura y decente”.