Las otras historias del litio
Por Mario A. Medina
Tres historias, tres:
Sus pieles oscuras, muy oscuras cobran otro color, color a tierra. Sus cuerpos de niños se bañan del fango en las profundidades de las minas en busca del “oro blanco”, el litio, el cobalto, elementos codiciados para alimentar las baterías de miles de millones de teléfonos celulares, computadoras, tabletas, autos eléctricos y aparatos de “alta tecnología”.
Sus rostros se esconden tras el lodo que los cubrió en jornadas de hasta 24 horas; niños de apenas siete o un poco más de años, van a trabajar para llevar algo más de dinero a sus familias congolesas; a esos pequeños se les paga dos dólares por jornada.
De la historia de estos pequeños muy poco se sabe. Los intereses de empresas como Apple, Google, Dell, Microsoft y Tesla, pero también Samsung, Sony, Daimler y Volkswagen se imponen, y evitan que se propague y se sepa que menores, pero igual sus familiares, han muerto o han quedado gravemente heridos en las minas de la República Democrática del Congo, país que si lo buscamos en un mapamundi está al centro del continente africano.
“Hombres y mujeres sudorosos sumergidos, a veces hasta la cintura, en una sucia charca marrón; infatigables, palean y sacan la roca a la superficie con los medios más elementales, exclusivamente a base de fuerza física. Entre ellos también hay niños que acarrean cubetas y clasifican los trozos de roca lavada”. Esta escena se refleja en las imágenes que tomó el fotógrafo italiano Luca Catalano Gonzaga en las minas de cobalto del sur de la RDC”.
Si bien estos gigantes no son los que explotan directamente las minas para extraer los codiciados elementos de la tabla periódica, se los compran a otras empresas, las extractoras y explotadoras originales. Sin embargo, cuando se les ha inquirido para que digan a quiénes le compran el cobalto o el litio, afirman desconocer quiénes son. ¡Mire nada más!
Poco se informa o se matiza sobre “la deforestación y el empleo a gran escala de productos químicos tóxicos y radiactivos que contaminan intensamente la zona en perjuicio de la población local”, se destacó hace algunos meses en un reportaje publicado originalmente en alemán en la sección Globale Gesellschaft, de Der Spiegel, y retomado por el diario español, El País.
El bufete de abogados especializado en derechos humanosInternational Rights Advocates es la organización que ha interpuesto demandas contra estos gigantes, reclaman para los afectados “una indemnización por trabajos forzados y compensación adicional por enriquecimiento injusto, supervisión negligente y gran daño emocional”. Hasta hoy no se sabe nada de la suerte de esta demanda.
Embriagados por su “triunfo” sobre el Presidente Andrés Manuel López Obrador, tras frenar la reforma eléctrica, el PRIANRD, buscó hacerle el vacío a la iniciativa de la Ley Minera sobre el litio, dejaron sola a la alianza mayoritaria en la Cámara de Diputados, Morena-PT-PV, desdeñando la acción lopezobradorista de nacionalizar el codiciado elemento generador de energía “limpia”.
La decisión, por supuesto, no gustó a los consorcios internacionales explotadores del mineral, lo mismo a la industria minera nacional. De inmediato, se dieron a la tarea de generar una narrativa que demeritara la decisión presidencial. Desde luego se niega que, al menos, se parezca al momento histórico cuando la expropiación petrolera (1938) o la nacionalización de la industria eléctrica (1960): “Todavía no hay yacimientos en explotación y los planes para crear una empresa paraestatal encargada de la actividad están rodeados de dudas sobre la falta de capacidad técnica….”, han resaltado.
Apenas en diciembre pasado se había informado que el país cuenta “con reservas de alrededor de 243.8 millones de toneladas, (y que) los depósitos de litio descubiertos por la compañía canadiense Bacanora en el estado de Sonora, en el noreste de México, son los más grandes del mundo”.
Al revisar algunas notas informativas y textos de articulistasy columnistas, es claro que existe el propósito de hacer ver a la determinación presidencial, como una decisión poco importante, “irrelevante”. Afirman: “puro rollo”, “no se nacionaliza, se estatiza”, fraseos repetidos en estos últimos días, más la afirmación de que “no se sabe cuánto litio hay en México, si va a servir, si va a ser rentable”.
La misma historia sucedió en Bolivia cuando en el 2008 el Presidente Evo Morales nacionalizó el litio. Se insistía de la “incapacidad” del país para explotar el elemento químico de número atómico 3, y masa atómica 6.94. Igual que ahora en México, se repetía que el país andino no habría de poder generar su propia tecnología.
A pesar de ser uno de los países más pobres del continente, Bolivia ha logrado el desarrollo de la primera planta de producción de materiales catódicos, y desde este año, produce seis mil baterías anualmente. La ONU prevé que para el 2024, el mercado del litio en Bolivia subirá de siete mil millones a 58 mil millones de dólares.
Lo mismo están haciendo aquí. Buscan espantarnos con “el petate del muerto”: “México es incapaz de explotarlo”. “El gobierno de Morales no pudo ni ha podido, como prometió, sacar a los bolivianos de la pobreza; lo mismo sucederá aquí”. Y más todavía, vaticinan que la empresa que el Estado llegue a formalizar habrá de parecerse a las “ineficientes” empresas paraestatales del pasado, y que “sólo sobrevivirácon recursos fiscales”.
Es claro el propósito de esta narrativa, la construcción de una historia que nos quieren vender, que la mentamos a nuestras cabezas y, claro, que sólo los grandes consorcios trasnacionales y algunos nacionales lo pueden hacer, que los dejemos a ellos, que les dejemos el litio, porque ellos “sí saben cómo hacerlo”.
La tercera historia es de horror:
Flanqueado, arropado por sus aliados en la Cámara de Diputados del PAN y PRD, Jorge Romero y Luis EspinosaCházaro, el coordinador parlamentario del PRI, Rubén Moreira Valdez nos regaló un discurso digno de un análisis siquiátrico, que debe quedar para los anales de la historia de San Lázaro.
Para argumentar su voto en contra de la reforma eléctrica, el priísta dijo: “En el Parlamento Abierto descubrimos que hay empresarios que aprovechan, de muy mala fe, la legislación para generar ganancias más allá de lo permitido, me refiero a la figura del auto abasto donde muchas empresas defraudan la ley al construir falsas sociedades y a través de ella vender de manera ilegal electricidad dañando con ello a la CFE, no pagan el porteo, el respaldo que le ofrece CFE, con ello le causan un grave deño a la empresa de todas y todos los mexicanos, tienen grandes ganancias y distorsionan los mercados al obtener ventajas injustas sobre los pequeños empresarios y comerciantes. El PRI no está de acuerdo con tan grave irregularidad y demandamos la corrección de esta injusticia”.
Los tres grupos parlamentarios votaron en contra de la reforma eléctrica de López Obrador que, entre otros muchos,tenía el propósito de frenar el abuso de empresarios y la ilegalidad de la reforma de Peña Nieto. El cinismo, la desvergüenza de la alianza “Va por México”, escribe así su historia. Entonces, ¿por qué ponen el grito en el cielo cuando los llaman: “¡traidores a la patria!”?
Que no le cuenten…
Iberdrola el comprador de traidores. Su negocio, como afirma Moreira, defrauda la ley. El monto que perdería la empresa española, producto de sus transas, es de muchos miles de millones de pesos. Por cierto, entre sus socios están Soriana, Cervecería Cuauhtémoc, Cementos Apasco, Kimberly Clark y muchos otros más.