Opinión

¿Hasta cuándo, hasta cuándo?

Por Nelson Vargas

En verdad que han sido ya casi dos años de una pesadilla que no parece tener fin. Porque aunque el ser humano ha buscado que los daños provocados por el Covid-19 sean menos, todavía estamos lejos de librarnos de esta amenaza, cuyas variantes han comenzado a generar preocupación y que las autoridades de distintos países vuelvan a pensar en el confinamiento.

Hoy, los especialistas nos hablan de la variante proveniente de Sudáfrica y hasta más de 30 mutaciones que lo hacen, según los estudios, una grave amenaza incluso con los avances que se ha tenido con las vacunas.

Las recomendaciones, además del nuevo cierre en algunas naciones y lo que puede generarse en estos días que vienen, es mantener el uso del cubrebocas, la sana distancia y el lavado constante de manos (o uso de gel antibacterial). Es cierto que desde hace unos meses ya habíamos agarrado un ritmo social para retomar la mayoría de las actividades, sino es que todas, de manera habitual o a lo que conocíamos antes del inicio de está pandemia, pero también es cierto que ya habíamos relajado algunas medidas.

En estos momentos, será vital retomar la disciplina para implementarla en lo que ganamos en el día a día, en espera de que no haya necesidad del encierro total. Poco a poco hemos retomado la economía, el deporte, la cultura, etc., pero la amenaza sigue. Hemos aprendido a vivir con ella, y no debemos confiarnos. Estos últimos días me recuerdan a los primeros de la pandemia, cuando veíamos el contagio por Covid-19 muy lejano a México hasta que nos alcanzó.

Bueno, de esa experiencia hay que entender y sacar lo que debemos hacer para no volver a sufrir tanto ante estas nuevas amenazas. Variantes, vacunas, encierro, sana distancia. Palabras y conceptos que debemos tener muy claros y prestar mucha atención cuando las leamos o escuchemos.

Seamos disciplinados, como lo es por ejemplo el deportista de alto rendimiento para alcanzar una medalla, porque solamente así podremos solventar esto que no parece tener fin. No ha terminado, que nos quede claro, y por más que parezca que ya estamos al otro lado de la meta, no hay que dejar de cuidarnos. Ya nos pasó una vez, nos confiamos, pero ahora ya sabemos qué hacer para no volver a sufrir pérdidas en nuestras familias, en nuestro patrimonio. Esa es, nuestra gran responsabilidad.