Opinión

Marko -el gris- Cortés

Por Mario A. Medina

Su tamaño como político, insignificante, provocó sus declaraciones off the racords, frente a un grupo de panistas con quienes se sinceró cuando les dijo que el PAN sólo va a poder salir triunfante en una gubernatura de las seis en las que habrá en disputa, la de Aguascalientes.

Uno de esos panistas que lo escuchaba, y que seguramente le molestó lo dicho por el presidente nacional panista, filtró el audio en el que se reconocía la derrota del PAN antes de competir. 

Lo dicho por Marko Cortés generó un fuerte enojo entre la mayoría de los panistas al renunciar como partido a un papel protagónico que desde su nacimiento había sido la de un actor político indiscutible y reconocido, incluso durante el gobierno de Carlos Salinas de Gortari que le permitió ganar y fortalecer sus principios doctrinarios.

Personajes como los ex dirigentes nacionales del blanquiazul, Pablo Emilio Madero y Damián Zepeda, acusaron a Marko Cortés de actuar de manera “inadecuada ytriste”, pues en vez de asumir un papel de motivador, asume el de derrotista.

Muchas décadas antes, el PAN enfrentó una guerra nada fácil de ganar, donde elección tras elección ese partido tenía que derrotar al mismísimo partido de Estado, el PRI, con todos los recursos que el tricolor tenía a su disposición. Sin embargo, sus dirigentes y candidatos no se daban por vencidos.

Es claro que el PAN pasa por difíciles momentos, no sólo por la derrota que les impuso Andrés Manuel López Obrador en el 2018 a quien hasta al momento no han podido ganarle en estos tres años de su administración. El PAN de MarkoCortés ha sido incapaz, a pesar del “fracasado” gobierno morenista, según acusa el mismo Marko Cortés, no ha podido revertir el porcentaje de simpatías que sigue teniendo la población en favor de El Peje.

Como oposición el PAN tampoco se ha mostrado como una opción fuerte, como una alternativa seria, eficaz y constructiva que nos muestre que México necesita que el PAN, que la derecha regrese a gobernar. No ha sido así. 

Menos lo ha sido en la administración de Marko Cortés cuando de manera evidente el PAN tuvo que recurrir a formar una alianza con su enemigo histórico, el PRI y con su extremo ideológico, si lo consideramos de verdadera izquierda, el PRD, y menos sin siquiera poder encabezar la alianza PAN-PRI-PRD, pues quien la dirige -y por lo que se observa, quien principalmente toma decisiones, quien la gobierna-, es Claudio X. González.

Si revisamos la historia del Partido Acción Nacional vamos a encontrar a destacados dirigentes de gran tamaño, históricos que no sólo trascendieron política e intelectualmente al interior de ese partido como lo fueron, desde luego su fundador, Manuel Gómez Morín y Adolfo Christlieb Ibarrola. Otros más como José Ángel Conchello, Efraín González Morfín, Abel Vicencio Tovar y Pablo Emilio Madero que de manera férrea se enfrentaron a los gobiernos priístas de quienes fueron víctimas de fraudes y más fraudes.

Otros como Luis H. Álvarez, Carlos Castillo Peraza y Felipe Calderón, al menos, aunque descaradamente, le sacaron jugo a las concertacesiones con Carlos Salinas de Gortari. 

Marko Cortés tampoco no pinta de negro frente a otros destacados panistas que ya murieron o renunciaron como José González Torres, Bernardo Batiz, Eugenio Ortiz Gallegos, Jesús González Schmal, Juan de Dios Castro, Gabriel Jiménez Remus o el mismísimo Diego Fernández de Cevallos. Si tiñera de negro algo destacaría, pero simplemente su color es el gris. 

Su administración ha sido de las más grises, como lo es él mismo. Un personaje que no brilla ni política, ni intelectualmente. Cuando presuntamente quiso ser sincero al reconocer que sólo van a ganar Aguascalientes, mostró su insignificante talante, pues ni siquiera calculó lo que le representaría políticamente su aceptación, en voz alta, de que las gubernaturas se las va a llevar Morena.

Damián Zepeda describe de manera excelente al gris de Marko Cortés cuando lo acusa de no saber motivar al panismo para que sea un partido competitivo, pues pierde las elecciones antes de jugar, y de encabezar a un partido rebasado, sí, por un personaje como Andrés Manuel López Obrador, pero “al que se le puede derrotar”. 

¿Qué dirá el resto del panismo? ¿Qué dirán sus simpatizantes, cuando el mismísimo presidente del blanquiazul anuncia mucho antes que ya perdieron? ¿Quién así se va a presentar a votar si les dicen que no tienen el tamaño para ganarle a López Obrador y su partido? ¿Qué aspirante va a querer ser candidato o candidata, si el presidente de su partido ya anunció su derrota? ¿Quién va a querer pelear si ya se entregó la plaza?

La aceptación de la derrota anticipada del PAN por parte de Marko Cortés es “políticamente indebida, infantil, estúpida,la de un idiota”, la describió, un ex dirigente nacional panista a quien conocí como diputado federal quien me dijo: “no sólo tu llamas a Marko ´el gris´; muchos panistas coincidimos contigo”.

Que no le cuenten…

No sólo el PAN tiene a su Marko Cortés pintado de gris, Morena tiene el suyo, Mario Delgado, que nomás no lo levanta al partido que presume dirigir. Sí, Mario Delgado, de gris, gris, pinta de gris… también.