Opinión

Notimex, un año después; La Jornada, cuatro

Por Mario A. Medina

Este domingo 21 de febrero se cumple un año que integrantes del Sindicato Único de Trabajadores de Notimex (SutNotimex) determinaron irse a huelga por las violaciones a las condiciones de trabajo que derivó en el despidos injustificados de las y los sindicalizados, huelga que avaló en marzo de 2020 la Junta de Junta Federal de Conciliación y Arbitraje (JFCA). 

De igual manera van a hacer cuatro años que otro grupo de periodistas fueron despedidos injustificadamente del diario La Jornada, agremiados en el Sindicato de Trabajadores de ese diario, el Sitrajor. 

Son dos casos muy lamentables, donde unos y otros han sufrido, al menos, asedio por la parte patronal que muchos por su historial, pudiéramos pensar que son directivos “progresistas” defensores de la democracia y de la clase trabajadora. Todo lo contrario, se han portado cual patrones de corte neoliberal.

Destaca el papel de la Directora general de Notimex,  Sanjuana Martìnez,  quien ha actuado peor que empresarios  outsourcing, quien se ha negado a entablar un diálogoabierto y con sensibilidad social, pero peor aún, porque representa a un gobierno cercano a la gente, a la clase trabajadora.

A lo largo de este tiempo, y pese a los llamados del Presidente Andrés Manuel López Obrador, para que se sentara a dialogar con los trabajadores de Notimex y acordar soluciones a la huelga,  Sanjuana Martínez no sólo se ha negado a conversar sino que, vía twitter,  una y otra vez,  denosta al sindicato acusándolo sin pruebas.

Ha pasado un año donde los huelguistas no sólo están sufriendo el hecho de no recibir su salario, sino al mismo tiempo están padeciendo distintos problemas de salud, por el estrés y otras enfermedades por no contar con recursos económicos y tener que enfrentar el riesgo mismo de la pandemia por el Covid-19. Por cierto varios de los familiares de éstos han caído enfermos a consecuencia del SARS-CoV-2.

Ante la cerrazón de la señora Martínez y como último recurso legal para resolver el conflicto, el SutNotimex, que encabeza la reportera Adriana Urrea,  interpuso  a finales del año pasado un juicio de imputabilidad ante la JFCA responsabilizando a la dirección de Notimex de negarse a dialogar y negociar, dejando en manos de la autoridad laboral  la solución del conflicto.

Desde la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) se le ha conminado a cumplir este mandato, incluso, el propio Presidente de la República dijo en una de sus conferencias mañaneras que “los trabajadores deben de ser escuchados, atendidos en sus demandas justas”. Sanjuna ni lo ve ni lo escucha.

La directora ha acusado de que existe una campaña en su contra. Falso. Su cerrazón es más que evidente. Martínez no sólo continúa con el despido de aquellos sindicalizados que aún se mantenían en la agencia y que le permitieron la operatividad de la misma hasta junio del año pasado, cuando la Junta de Gobierno le ordenó suspender labores, amén de acusar a los trabajadores de “corruptos, aviadores y porros”.

Peor aún, le valen los preceptos jurídicos. De acuerdo con el artículo 937 de la Ley Federal del Trabajo, si el Tribunal declara en la sentencia que los motivos de la huelga son imputables al patrón, la autoridad condenará a éste a la satisfacción de las peticiones de los trabajadores en cuanto sean procedentes y al pago de los salarios correspondientes  a  los días que hubiese durado la huelga. La directora de Notimex se los pasa por el arco del triunfo. 

Situación similar han estado viviendo un grupo de trabajadores de La Jornada, de manera particular las ex dirigentes del Sitrajor, Judith Calderón y Marisela Delgado, a quienes desde ese diario de “izquierda”, se les ha criminalizado y se les ha demandado por el hecho de cumplir con las decisiones de la mayoría de los trabajadores del diario de colocar las banderas rojinegras a raíz de la desaparición del Contrato Colectivo de Trabajo (CCT) del rotativo. Esto, desde luego, ha traído preocupantes consecuencias a las y los trabajadores que ha impactado en su vida personal,  de sus familias y, desde luego, profesional. 

Haciendo uso del amparo, han transcurrido casi cuatro años sin que ninguno, de alrededor de 20 juicios que se están litigando, avance bajo el argumento de que la Junta Local de Conciliación y Arbitraje (JLCA) es “incompetente”.  Pese al despido ilegal, por estatutos, los trabajadores siguen siendo integrantes del Sitrajor, y por ello han demandado a las autoridades de la STPS que siente a la empresa Demos, Desarrollo de Medios, editora de La Jornada a negociar con los despedidos y cumpla con la reciente resolución de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) de reintegrar el CCT a todos los trabajadores en activo, luego de confirmarse la resolución judicial del 15 Tribunal de Circuito del DF. 

En uno y en otro caso, una y otra empresa, han mostrado un absoluto desaseo y desprecio a las y los trabajadores. Sanjuana Martínez y la Directora General de La Jornada, Carmen Lira, ni los ven ni los escuchan, y como buenas aliadas que son, han utilizado todo tipo de artilugios legales con prácticas  del más rancio sindicalismo al estilo de la CTM o del llamado sindicato patronal, es decir, de la Coparmex para segar la vida democrática de las organizaciones sindicales.

Es urgente que la Secretaría del Trabajo emita ya un fallo con apego a la ley, como señaló en noviembre del año pasado el Presidente López Obrador en el caso de Notimex; debe de ser lo mismo para La Jornada. La transformación de México no será tal si los derechos sindicales se siguen violentando como en tiempos del sindicalismo charro.

Que no le cuenten…

El silencio es patético. Las voces de las mujeres de MORENA no se escuchan, bueno, sí, de una, grita, arenga, proclama: “¡capemos al buey sin trancas!”.