Las mañaneras y los motivos de El Peje
Por Mario A. Medina
En memoria de Raúl Correa, un profesional del periodismo, que siempre luchó en favor delos reporteros, un ser humano que amó a su prójimo y nuestro país. DEP
Recién había iniciado el gobierno del Presidente Andrés Manuel López Obrador, un senador morenista que conocí al lado del ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas en la campaña presidencial de 1988 me dijo, a manera de pregunta, “¿no consideras que es un error de López Obrador salir todos los días a dar una conferencia de prensa?” Le respondí que sí, que era exponerse mucho, y que “tanto va el cántaro al agua, que un día se rompe”, que podía tener muchos “resbalones”.
Pasado el tiempo, un buen número de periodistas del país consideran que “han sido un acierto”, a pesar de los “resbalones”. La mayoría –aún sus más decididos detractores- lo califican de ser un “excelente” comunicador, y que las mañaneras de alguna manera “han sido un éxito”para los propósitos del Presidente y su gobierno.
Durante el foro “Las redes del odio en México”, organizado por El Colegio de México, el Consejero Presidente del INE, Lorenzo Córdova Vianello planteó que la transmisión íntegra de las mañaneras, encabezadas por López Obrador“deberían suspenderse durante las campañas electorales”, pues dijo que el Ejecutivo utiliza ese mecanismo de comunicación para promocionar los logros de su gobierno, y en ocasiones a criticar a los partidos de oposición.
El Presidente consideró que Córdova Vianello buscó censurarlo: “Como ya está de moda a nivel mundial la censura, ya nos quiere limitar. ¿Cómo nos van a quitar el derecho de expresión, de manifestación?, ¿Cómo le quitan al pueblo el derecho de manifestación?”, reviró.
Son varios los analistas “bien intencionados”, digo yo, quienes consideran que el Ejecutivo federal debe acceder a la petición de no trasmitir integras las conferencias de prensaporque, lo que diga el Presidente, “es factor que puede influir en el electorado para bien o para mal”.
Sin embargo López Obrador tiene serios y fundados motivos por los que rechazó la exigencia de Lorenzo Córdova. Sus fundamentos tienen que ver con el pasado, cuando, de manera particular, fue candidato presidencial en 2006 y 2012.
En aquel entonces, “el Peje” fue objeto de una campaña, no como cualquiera en una contienda entre candidatos, sino de una operación, una narrativa bien estructura ideológicamente , donde el odio y el miedo eran dos ingredientes que buscaban alejar al electorado del aspirante presidencial, en ese entonces del PRD, pues lideraba las encuestas de intención del voto. No debemos olvidar que posteriormente, por ejemplo, algunos personajes como Vicente Fox, Jorge Castañeda o Manuel Espino, aceptaron que había mucho de cierto en las acusaciones del perredista en contra de la “mafia del poder”.
Aquella “guerra sucia” fue una ofensiva política,propagandística patrocinada por empresarios, por el Consejo Coordinador Empresarial (CCE), presidido en aquelentonces por José Luis Barraza, quienes violando la ley electoral compraron espacios promocionales en la radio y la televisión descalificándolo como “un peligro para México”.
Particularmente en el 2006, habían encabezado aquella acción personajes como Claudio X. González, Claudio González Guajardo, Alberto Bailleres, Manuel Arango, Carlos Eduardo Represas, los barones del dinero; Ernesto Zedillo, Jaime Serra Puche, Andrés Rozental, Carlos Elizondo, amén de otros potentados políticos y firmas empresariales, quienes estaban en una lista de “aliados” del ex consejero Presidente del entonces IFE, Luis Carlos Ugalde, peón de la profesora Elba Esther Gordillo, aliada de Felipe Calderón en la elección de 2006. Ugalde, no debemos olvidar, aunque lo niega, llegó al IFE por “recomendación” de la maestra.
En una entrevista en el programa “Los Periodistas” de la Octava TV, Álvaro Delgado le preguntó a Ugalde si Claudio X. González era su amigo y aliado como señalaba un documento atribuido a éste. Con una sonrisa nerviosa de inmediato lo negó, aunque aceptó que en dicho textoexpresaba “lo que pensaba hacer hace 14 o 15 años”, pero que ahora se dedica sólo a la consultoría.
¿Quién le puede creer de su “inocencia” e “imparcialidad”? Nadie. Su trabajo como muchos de los “intelectuales orgánicos” en los gobiernos pasados, fue crear una narrativa a partir del modelo del consultor de origen español, Antonio José Solá de que López Obrador era un peligro para México. Su propósito sigue vigente, sobre todo ahora que los sacaron del poder, cuyas cabezas siguen promocionando y capitaneando a sus demás peones: medios, articulistas, ex funcionarios, incluidos algunos órganos autónomos que como Lorenzo Córdova, en calidad de “intelectual” nos alerta de los modelos de “intolerancia política”, que pretenden hacer prevalecer decisiones “absolutistas de las mayorías sobre las minorías”, y advertirnos que a eso “se le llama totalitarismo”. Pregunto: ¿Qué, acaso esto no es polarizar? Una vez más el discurso del miedo.
La experiencia lopezobradorista es traumática. Desde que en su natal Tabasco también le robaron en dos ocasiones (1989 y 1995) la gubernatura, sus adversarios políticos han construido en él la imagen del “enemigo político”, donde “el enunciador recurre a una serie de valores, creencias, pre construidos culturales e ideológicos que están fuertemente arraigados en el imaginario social de una nación”.
Es por eso que, más que el Presidente de la República, el Peje se revela, se defiende ante una mafia que no le perdona que él haya llegado al poder político, y que ellos se hayan quedado “huérfanos de los privilegios” que fueron favorecidos y disfrutaron en el pasado.
El Presidente de la República seguramente atenderá el llamado del Consejo General del IFE de no hacer referencias al proceso electoral de este año, ni a las coaliciones, partidos o candidatos en sus conferencias matutinas, no así en la exigencia de Lorenzo Córdova que a título personal o mejor dicho a título de sus patrones, le exigió dejar de trasmitir integras sus mañaneras. Andrés Manuel López Obrador seguirá informando a la ciudadanía, en estos meses de campañas electorales, porque que sus opositores no les pedirán que se callen, y no se callarán, porque con o sin razón, no cejarán en sus propósitos, porque desde hace muchos años no le han dado tregua al Presidente en su guerra sucia.
Que no le cuenten…
Una pregunta: ¿Por qué Lorenzo Córdova sólo le sacó la tarjeta amarilla al Presidente con aquello de que las mañaneras, en tiempo de campañas electorales, no deben de trasmitirse de manera íntegra? ¿Por qué no hizo lo propio con todos los gobernadores, sin importar partido al que pertenecen? ¿A poco ya se le olvidó a Córdova que a los mandatarios estatales les gusta hacer proselitismo en medios por sus candidatos y hasta meterle un buen de billetes para promoverlos? ¿Por qué sólo a AMLO? ¡Es lo malo de pensar mal!